Los estadounidenses están enfrentando serios problemas con su peso, un tercio de los residentes de Estados Unidos se consideran con sobrepeso según los estándares tradicionales del Índice de Masa Corporal (IMC), 2 de cada 5 adultos son obesos.
Alrededor del 20% de los niños tienen sobrepeso o son obesos, y el aumento de peso se produce en medio de una cultura que exige la delgadez como medida obligatoria. Nuevos medicamentos para bajar de peso promovidos por celebridades y personas influyentes afirman que cualquiera puede ser delgado.
El impacto de los nuevos medicamentos para bajar de peso, el papel de las redes sociales en la creación de autopercepción y conductas dietéticas poco saludables entre adolescentes, adultos jóvenes y niños. Ethnic Media Services convocó a una rueda de prensa el pasado 12 de abril para abordar este tema que afecta a muchas personas.
La doctora Susie Orbach, psicoterapeuta psicoanalítica y autora de ‘La grasa es una cuestión feminista’, dijo :“no éramos una sociedad de abuso antes, pero hay un estigma tangible”.
Orbach destacó que en el contexto del movimiento de liberación de la mujer, se comenzó a investigar cómo la presión cultural por ser cada vez más pequeñas afectaba a las mujeres y señaló la importancia de reconocer los ataques al cuerpo femenino y la necesidad de abordar el estigma en torno a la gordura como un problema social y no individual.
Enfatizó la importancia de no tener miedo a nuestros apetitos y a atrevernos, a ocupar nuestros cuerpos sin temor a la comida o a seguir dietas restrictivas, también recalcó cómo la presión cultural puede hacernos sentir excluidos e instarnos a vivir plenamente en nuestros cuerpos.
“El cuerpo se ha convertido en una de las grandes industrias secretas de nuestro mundo”, donde las personas más ricas de Europa, obtienen enormes ganancias al hacer que, la gente se sienta mal sobre sus cuerpos para luego venderles, productos que supuestamente les harán sentir mejor. Esta industria del capitalismo ha llegado a vender la delgadez en todo el mundo, afectando no sólo a mujeres, sino también a niñas, niños y hombres, expresó la doctora.
También refirió que cuando salió la televisión, el 11.9% de las adolescentes, estaban por encima de los inodoros porque querían un cuerpo occidental y no percibían la bulimia como algo negativo, la veían, como una sensación de agencia que, podían optar por la cultura si parecían espectáculos.
“La idea de un cuerpo, que en realidad se está desarrollando en conjunto con otros organismos, es algo que está desapareciendo muy rápido y necesitamos comenzar desde nuestros cuerpos también y necesitamos poder vivir de ellos y ocuparlos absolutamente”, puntualizó.
Por su lado, Jasmyne Cannick, una comentarista galardonada por abordar temas raciales, políticos y sociales, manifestó la insensibilidad cultural en la definición del sobrepeso por parte de la comunidad médica. Según ella, como mujer negra que ha experimentado el sobrepeso, es importante cuestionar cómo se define esta condición.
Cannick señaló que, “mi peso corporal se compara con el de una mujer blanca de características similares, lo cual afecta mi percepción en estos ámbitos laborales”. A pesar de recibir sugerencias sobre tener su propio programa de televisión, ella misma reconoció, sentirse limitada por no cumplir con los estándares estéticos deseados para este medio.
La periodista, abordó recientemente la relación entre la anti dieta, el cuerpo y las redes sociales afirmando que: “Ambos denominadores comunes son realmente nuestros cuerpos y nuestro peso correctos”. En su artículo de opinión, mencionó cómo la presión en línea llevó a Lizzo (cantante y rapera estadounidense) a abandonar las redes sociales, lo que generó reflexiones sobre el movimiento contra la dieta.
Además, Cannick compartió sus experiencias con Ozempic y expresó: “Quiero tener una conversación real al mismo tiempo sobre, cómo las redes sociales juegan un papel muy importante en, muchas de las decisiones que tomamos y también queremos reconocer esa mirada. Ozempic, es un medicamento que está en el top de celebridades que los usan para bajar de peso”.
“No existe una plataforma de redes sociales solo para vibraciones positivas.”
Según Cannick, “en los últimos treinta años ha habido cambios positivos en la aceptación de diferentes tipos de tamaños corporales en Estados Unidos. Como mujer de talla grande, me siento más segura de quién soy, en términos de publicar fotos en línea y hacer cosas así porque, ha habido mucha más aceptación”.
Finalmente el doctor Gary Goldfield, científico principal del Instituto de Investigación CHEO y del Grupo de Investigación Vida Activa Saludable y Obesidad, se enfocó sobre la influencia que las redes sociales tienen en la imagen corporal de las personas jóvenes.
Según Goldfield, “la insatisfacción corporal es un problema global que ha crecido con el advenimiento de las redes sociales. La exposición a ideales poco realistas e inalcanzables a través de las redes sociales, está teniendo un impacto exponencial en comparación con otros medios tradicionales como, la televisión o revistas. Esto se debe a fuerzas impulsoras fuertes que contribuyen al alto uso de las redes sociales, convirtiéndose en algo normativo en nuestra cultura actualmente”.
Goldfield comparó las grandes tecnologías con las tabacaleras, señalando que están diseñando productos de redes sociales sin suficiente regulación y con algoritmos agresivos que mantienen a los jóvenes enganchados a sus dispositivos. “Nuestra investigación junto con otros muestra que el impulso para usar las redes sociales es más fuerte que el impulso de comer alimentos sabrosos, lo cual plantea la posibilidad de que las redes sociales sean tan adictivas como las droga”.
Por otra parte sostuvo que, el aumento del uso de redes sociales ha provocado un grave problema de salud pública que se agrava con la gran tecnología y vulnerabilidad presentes en la adolescencia. “Durante la adolescencia, la imagen corporal es más importante para la autoestima que en cualquier otra etapa de la vida”, aseguró Goldfield.
La adolescencia es un período de tiempo en el que la validación social y la sensibilidad al rechazo son más pronunciadas, lo que se ve agravado por las agresivas tecnologías y algoritmos que promueven formas poco saludables de perder peso. “Es una especie de tormenta perfecta entre las necesidades de desarrollo y las grandes tecnologías, y esto ha demostrado contribuir a los trastornos alimentarios en los adolescentes”, aseveró.
Este es un modelo de medios muy popular sobre cómo los medios influyen en la imagen corporal y su alimentación y nuestra autoestima y realmente las redes sociales no existen. “Nos bombardean con ideales poco realistas que se convierten en nuestro estándar de comparación, lo que puede llevar a trastornos alimentarios. Cuanto más nos comparamos con esos ideales inalcanzables, peor nos sentiremos con respecto a nuestro cuerpo y a nosotros mismos”, finalizó, Goldfield.