Ante una reconsideración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y World Health Organization (WHO) en la clasificación de la hoja de coca, considerada hasta ahora como una droga narcótica, la exhibición artística, Coca Palabra-Mundo –creada por la Colectiva Liana, en alianza con la Misión Permanente de Colombia ante el Ministerio de Cultura de Colombia– trae la planta físicamente dentro de las puertas de la ONU, a pesar, incluso, de que la planta todavía está criminalizada en Estados Unidos.
En 1961, la hoja de coca fue clasificada por la Convención Única de Estupefacientes de Naciones Unidas en Schedule I como un narcótico, asimilándola a la cocaína. Según el Artículo 26 del Acto de la Conferencia de las Naciones Unidas de 1961: “Las partes aplicarán, en la medida de lo posible, el desarraigo de todos los arbustos de coca que crezcan en estado silvestre. Destruirán los arbustos de coca si se cultivan ilegalmente». La criminalización de la coca fue seguida por la guerra contra las drogas iniciada por Richard Nixon, teniendo como resultado decisiones destructivas en las políticas económicas y culturales en Latinoamérica. Además, la decisión de 1961 criminalizó una planta que es extremadamente significativa en lo cultural y en lo espiritual para varios pueblos indígenas en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, entre otros países.
Actualmente Bolivia está tomando el liderazgo en pedir una revisión crítica de esta clasificación, con la intención de honrar la sabiduría indígena al presionar a la ONU hasta remover la hoja de coca de Schedule I. La decisión tomará en cuenta las propiedades farmacológicas y toxicológicas de la coca, sus usos medicinales y sus efectos en el cuerpo, entre otros parámetros. Si se reclasifica al Schedule II, la coca todavía estaría limitada al uso medicinal. Si se le mueve de esta categoría completamente, estaría liberada para todos usos– una meta del movimiento por la liberación de la coca. El resultado de esta revisión es probable tenerlo en marzo de 2026.
Previamente presentada esta discusión en una exhibición en Harlem, CocaWor(l)ds, Coca Palabra-Mundo usa la hoja de coca en varias formas de arte, desde la escultura hasta una bandera. Los ocho artistas, siete colombianos y una boliviana, son Aimema Uai, Edinson Quiñones, Tatiana Arocha, Alejandra Delgado, Wilson Díaz, Andrés Domínguez, Miguel Ángel Rojas, y la colectiva NOMASMETÁFORAS (Julián Dupont, Clara Melniczuk).
Como dice Angélica Cuevas, de la Colectiva Liana, “Creemos que en cada una de las obras los artistas hacen colaboraciones directas con la planta y son obras hechas en conjunto.”
La exhibición abre un espacio de conversación para considerar el valor de la hoja de coca más allá de usos violentos, trayéndola presencialmente a la ONU. Como afirma Cuevas, la obra La casa donde se Mambea, por ejemplo, trae la imagen de la maloca a la ONU como una casa de conversación y un espacio de la sanación.
“Nos invita a crear una maloca en Naciones Unidas, en donde sea la casa de la conversación sobre lo que se necesita hacer y el lugar que se necesita replantear para la hoja de coca. Sabemos que Naciones Unidas es un lugar importantísimo para tener estas conversaciones y creemos que el arte, donde hace mucho tiempo el reconocimiento de la hoja de coca está mucho más avanzado, puede ayudar a los políticos a tomar mejores decisiones sobre cómo reclasificar la hoja de coca,” explicó Cuevas.
Giselly Mejía, también de la Colectiva Liana, enfatizó la importancia de esta planta para la gente indígena en su relación con las historias del origen y la Pachamama.
“Es una narrativa muy sesgada sobre una planta que significa el mundo para muchas personas. Literal, el mundo. Hay historias del origen del mundo que tienen la coca. Le dicen Mamá Coca, que es relacionado con la Pachamama, con Mother Earth, o sea, cosmologías enteras están alrededor de la planta y aquí solamente, especialmente aquí en Estados Unidos, especialmente en New York, es cocaína, cocaína, cocaína, narcos…” señaló Mejía.
La categorización de la hoja de coca, según el doctor Wade Davis, un antropólogo de la Universidad de Columbia Británica, quien habló enfrente de la ONU esta semana, se basó en ideas racistas e infundadas que afirman que esta planta causa malos efectos físicamente y “moralmente” en la comunidad indígena. En realidad, los efectos de la coca son exactamente lo contrario y son saludables para el cuerpo.
“Las anteriores revisiones que ha hecho la ONU y la WHO han sido criticadas por racistas o xenófobas. No pasarían los estándares científicos de hoy porque estaban sesgadas, criticando las costumbres indígenas, categorizándolas como feas, y estéticamente como mal vistas. Entonces esperamos que ahora sea diferente”, subrayó Mejía.
La criminalización de la hoja de coca ha sido un acto violento de Estados Unidos contra tantas comunidades indígenas –los efectos económicos, culturales para estos pueblos son tantos que s difícil resumirlos. Coca Palabra-Mundo, más allá de la reclasificación de la coca como narcótico, abre una conversación sobre las reparaciones que tienen que ser una parte del proceso. Como pregunta Mejía, ¿quien entonces va a reparar? La ONU debe proveer una respuesta.
“La reparación es dinero, es plata para las comunidades indígenas o campesinas que cultivan coca para la producción de cocaína en Colombia. Son comunidades abandonadas por los Estados porque están en las periferias. No tienen infraestructura, no tienen hospitales, no tienen educación, y los campesinos no tienen otra opción que trabajar en esto para sobrevivir,” precisó enérgica Mejía.
Esta semana, el doctor Davis sugirió a la ONU que una forma de reparación podría ser la entrada de la hoja de coca en los mercados comerciales como un producto similar al café, porque tiene efectos beneficiosos para la energía. Mientras tanto, Coca Palabra–Mundo imagina un mundo en el que la coca está honrada según la sabiduría de las poblaciones indígenas y está liberada en todas formas, culturales y comerciales.
“Entonces van a haber muchas reformas, y tenemos que empezar a planear para esas reformas,” finalizó Mejía.