El eco del eco de un eco | Molino Informativo

El eco del eco de un eco

by | Oct 9, 2023 | Colaboraciones especiales

El 28 de abril de 2021, cientos de colombianos y colombianas salieron a las calles a protestar contra las políticas sociales y económicas de Iván Duque, presidente en aquel momento. Un día se convirtió en dos meses de estallido social. Aquello que empezó como un Paro Nacional contra la Reforma Tributaria, se convirtió en el germen de un nuevo mapa político. Quienes estábamos fuera del país, nos íbamos a dormir con los titulares de la prensa y despertamos con nuevos datos; queríamos hablar del tema con amigos y familiares, a veces para entender y otras para avivar el fuego. Las imágenes del estallido social eran luciérnagas que iban y venían en la oscuridad de la noche. Impresiones de una conversación que sucedía detrás de la pared.   

II

Cali está construida sobre la cordillera occidental de los Andes, la domina la clave de son y el tempo de la salsa, huele a amasijos fritos, hace calor pero respira. La Sucursal del cielo es el principal eje de migración del suroccidente colombiano y la ciudad con mayor población afrodescendiente. Según cifras del DANE, en el año 2020 el 36.3% de la población vivía en condición de pobreza. Cali es la tercera ciudad más importante de Colombia, la producción de caña de azúcar y su cercanía al puerto de Buenaventura, le han permitido consolidar una de las economías más fuerte del país. Ser el centro del Pacífico colombiano, la ha convertido en un punto de fuga para el narcotráfico.

A medida que se sumaban días al Paro Nacional de 2021, se incrementaba el número de manifestantes y se diversificaban las rutas, con el objetivo de ocupar las periferias de las ciudades. El estallido social en Cali nos hizo hablar de Siloé, de Puerto Rellena y de Loma de la Cruz, –puntos desconocidos hasta entonces en mi geografía nacional–, que históricamente han sido blanco de la violencia sistemática del Estado. Los excesos de la fuerza pública, denuncias ante detenciones irregulares, civiles desaparecidos y el asesinato de jóvenes manifestantes, marcaron las formas de resistencia de los ciudadanos. Ollas comunitarias, veladas culturales, colectivos alrededor de la Primera Línea de Defensa, intervenciones artísticas y muchas otras iniciativas comunitarias, emergieron ante nuestros ojos. Marcas de la violencia que traían consigo los sonidos de la resistencia. 

Han pasado poco más de dos años desde entonces.


III

Para caminar por el centro de Cali el sábado en la noche hay que improvisar un paso de salsa. Muchas veces el volumen de las bocinas y la cercanía entre los bares no permite distinguir qué canción suena y en dónde. Al final, eso no importa. El baile es un agasajo colectivo. En el Bulevar del Río, a la altura de la Calle del Pecado, se escucha La vamo a tumbá del Grupo Saboreo. No es una canción de salsa, es una suma de sonidos del Pacífico. Mi gente, sosténgase duro, que la vamo a tumbá.

El próximo 29 de octubre serán las elecciones regionales en Colombia. En la víspera de las votaciones, las calles del país están inundadas con publicidad política. A lo largo del centro de Cali, se observan gigantografías con las mejores sonrisas de los candidatos. Al bajar la mirada, en cambio, se atisban paredes con capas de papel, recortes, pintura y vestigios de grafitis. Un collage que rememora el estallido social. Al fondo suena:

Tiene piso de guayacán

Y paredes de chachajo

Esta casa la hice yo

Con amor y sacrificio

Pero el barrio está de fiesta

He invitado a mis amigos

Al girar en la esquina, ante un muro, en las escaleras del puente peatonal o a los costados, en los postes de luz y en las puertas cerradas de los establecimientos comerciales, hay un cartel firmado por algún colectivo social o de arte popular, que cuenta la resistencia. Voces pegadas por muchas manos, de diversas geografías, en diferentes épocas, que cargan la impronta de madres, padres, hermanas, sobrinos, vecinas, hijos y esposas que esperan justicia. Mensajes que se hacen ver a pesar de las campañas políticas. Imágenes que se niegan a perderse en la historia de Colombia. 


Vamos a quitarle el techo

Vamos a aflojar la cama

Vamos a tirar los platos 

Y chiros por la ventana

Esta casa es mía, túmbenla

Estoy contento, túmbenla

El estallido social nos recordó las formas cotidianas de la violencia. El debate público estuvo impregnado de peroratas sobre la economía, el patrimonio, el vandalismo e ideas sobre ataque y contrataque. Se planteó un sistema de equivalencia entre la fuerza del Estado y la contención de las comunidades, entre los Derechos Humanos y los bienes. Se quiso equiparar el dolor de las víctimas con la estructura sociopolítica de los victimarios. 

Cantar La vamo a tumbá es una mezcla de emoción y vértigo. No sólo por la resonancia de los ritmos afrocolombianos, también nos conecta con el anhelo de echar al suelo lo establecido para crear sobre los vestigios. 

IV

El pasado 03 de octubre, el presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa Iván Velásquez, se disculparon públicamente por los llamados “Falsos Positivos”, como se conoce a los asesinatos de civiles por parte del Ejército Nacional. Según cifras de la Comisión de la Verdad, entre los años 2002 y 2008, fueron asesinadas 6.402 personas para ser presentadas como bajas en combate, en el marco de una política de gobierno. 

Días antes, la Unidad para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, confirmó el hallazgo de un complejo de hornos crematorios en el norte de Santander, al oriente del país, usado por los paramilitares para desaparecer los cuerpos de sus víctimas. Las imágenes muestran estructuras abandonadas, huecos subterráneos y paredes de ladrillo en las que han crecido árboles, ramas y pastizales. 

Estos eventos fueron tan simbólicos como protocolarios. Los discursos del gobierno son una antesala a los testimonios de las víctimas que no han dejado de seguir el rastro de sus familiares. Cada palabra, dato, silencio, pregunta, pone en evidencia la negligencia del Estado. En las calles, los ríos, las montañas y las selvas de Colombia, reverberan las voces de quienes se resisten a desaparecer en la historia. Sonidos que inundan la habitación, aunque tengamos la impresión de que es una conversación que sucede detrás de la pared.