En colaboración con Gloria Tadii Ángeles
El pasado 17 de septiembre, más de 75 mil manifestantes provenientes de diferentes estados, atravesaron de este a oeste la isla de Manhattan sobre la calle 52. Se reunieron personas de todas las edades, incluso en sillas de ruedas, trabajadores, sacerdotes y afectados por los combustibles fósiles o los desastres climáticos. Esta manifestación fue una de las más grandes desde que el presidente Joe Biden asumió el poder y la mayor movilización climática desde que comenzó la pandemia del Covid-19.
Desde finales del 2018 distintos movimientos ecológicos de desobediencia civil, iniciaron marchas en todo el mundo para exigirle a los gobiernos que declaren una emergencia climática. Uno de ellos es Extinction Rebellion, quienes llegaron a Nueva York justo después de su surgimiento en el Reino Unido. En el 2019 se tomaron calles, edificios de gobierno, el emblemático edificio Toro de Wall Street, Rockefeller Center y las instalaciones de New York Times. Sin embargo, esta vez fue diferente ya que las consignas estaban dirigidas al presidente Biden, se exigió que deje de aprobar proyectos de combustibles fósiles, reduzca gradualmente las perforaciones de petróleo y gas, declare una emergencia climática y proporcione una transformación segura para dejar los combustibles fósiles.
Distintas organizaciones de defensores de territorios de Norte y Sur América también fueron el foco de la marcha. Mientras unos bailaban y tocaban tambores, otros sostenían letreros que decían “LAND BACK”, “Respeten la soberanía de los pueblos indígenas” “Amazonia libre de petroleras”. Estas frases representan la frustración de los pueblos nativo-americanos y del Sur Global por el extractivismo que contribuye al cambio climático, el constante despojo de las tierras y su impacto en la salud de los habitantes.
Un número muy importante de jóvenes, sostenían pancartas que decían “Queremos un futuro libre de fósiles”, “Los combustibles fósiles nos están matando”; más de 65 países se unieron a esta acción global usando el hashtag #EndFossilFuels. La marcha dejó en evidencia el poder de convocatoria del pueblo porque fue dirigida por organizaciones de base en Nueva York: indígenas, afro y comunidades que viven cerca de instalaciones de gas y petróleo.
Las organizaciones de jornaleros fueron una parte fundamental de la marcha. Trabajadores de construcción, campesinos y deliveristas, marcharon al lado de los defensores del territorio. Se alzaron con carteles que expresaban: “No podemos trabajar con inundaciones”, “No podemos trabajar en olas de calor”. Exigieron ser tomados en cuenta en la lucha climática ya que sus espacios laborales son especialmente vulnerables a los impactos de este fenómeno. “La justicia climática es la justicia del trabajador” ondeaban en una manta.
Después de caminar durante horas, los manifestantes se reunieron en la Primera Avenida, frente a una tarima en donde activistas, actores y políticos declamaron discursos que resaltaron la urgencia de acciones. Activistas ambientales de otras partes del mundo, como Vanessa Nakate de Uganda, políticos estadounidenses como la representante Alexandria Ocasio-Cortez y actrices como Susan Sarandon, hicieron parte del evento. “Hacemos un llamado a los países y en particular a Estados Unidos, para que pongan fin al nuevo desarrollo de combustibles fósiles que están destruyendo los medios de la vida de las personas, porque no podemos comer carbón y no podemos beber petróleo”, dijo Nakate.
Las acciones continuaron a lo largo de la semana. El pasado lunes 18 en horas de la mañana, algunas personas fueron arrestadas durante una protesta planeada frente a Wall Street. Allí los activistas se manifestaron en actos de desobediencia política en contra del financiamiento estatal a la industria de los combustibles fósiles. El jueves 21 de septiembre, docenas de activistas fueron arrestados después de bloquear la entrada a la sede del banco Citigroup. La policía detuvo a manifestantes frente a la Reserva Federal de Nueva York en Liberty Street. Las movilizaciones fueron en vísperas del marco de la Cumbre sobre la Ambición Climática, convocada por el Secretario General de la ONU el 20 de septiembre.
“El cambio climático debe ser una pieza central de la organización popular y electoral que no puede ser ignorada. Este tema es uno de los grandes problemas, el mayor problema de nuestro tiempo, y debido a eso debemos ser demasiado grandes y demasiado radicales para que no nos ignoren”, expresó la representante Ocasio-Cortez a los manifestantes.