Fotografías de Zapotitlán Salinas, de Francely Flores
Mi nombre es Amado Flores García y soy originario de Zapotitlán Salinas, Puebla.
¿Podrías describir tu razón para migrar a Estados Unidos? ¿Con quién viniste y tu razón de venir?
Yo migré aproximadamente a los 16 años, no era yo mayor de edad y la primera vez que migré fue en 1986. A principios de ese año. Pero en aquel entonces yo como joven, pues no iba por un sueño americano, sino que iba a esta aventura de ir a trabajar. ¿Por qué digo esto? Porque en esos años no había mucha migración en la región de Zapotitlán Salinas. En aquel entonces vivíamos del ónix, la piedra para hacer tableros, ajedrez, y pisos. Un año y medio antes aproximadamente, se fue el primer migrante de aquí de Zapotitlán Salinas que su nombre es Luis García Urueta.
Ese fue el primer migrante que se fue aquí de Zapotitlán. Entonces de ahí se vino corriendo la voz. Uno era Primitivo Cortés, y el otro era Sergio Flores, que es mi hermano.
Entonces, ya habiendo cuatro, pues se empezó uno más a ilusionarse más a esta aventura de que cómo será de ir a trabajar, de ir a tener una mejor vida, tal vez? Entonces en aquella ocasión nos fuimos siete más, compañeros de aquí de Zapotitlán.
Pero como en aquel entonces era fácil pasar. La pasada no era complicada. Llegaba uno sin ningún problema y los peligros siempre han existido y existen. Pero como era mi primera vez no sabía uno ni el miedo. En lo personal, nunca nos pasó nada porque era fácil cruzar. Pero sí, ya en aquel entonces ya existían los que te quitaban el dinero, que secuestraban todo, toda la vida ha existido eso.
Entonces llegamos a Estados Unidos con estos amigos de Matamoros, que en aquel entonces ya éramos 11, pero éramos de los primeros que llegamos de Zapotitlán a Nueva York, que íbamos a ciegas. No teníamos nada, solamente la ayuda de aquellos amigos que sí estaban en aquel momento, siempre nos ayudaron. Lo primero que nos decían es que comiéramos, también no se podía salir afuera solo, como ahorita en la actualidad, era muy diferente los años que me tocaron a mí, a los últimos años que yo fui. Ahí un amigo, se juntó con Primitivo y Sergio, rentaron un departamento, nunca se nos va a olvidar, es un departamento, en Stratford, en el Bronx. Ahí nos pasamos después a ese departamento y ahí fue donde iniciamos nosotros este caminito de migrantes de Zapotitlán. Y así llegaron otros amigos. Llegamos a contar que ya llegó fulano, que llegaron 14, que llegamos a 20, llegó a 30 y así ya nos fuimos perdiendo.
Pero era muy diferente porque tenía mucho miedo. En aquel entonces, cuando nosotros estábamos, no podíamos salir para nada. Y lo principal era esto, la comunicación y los poquitos que nos ayudaban en los trabajos. Y al que le iba bien, iba bien y al que no, pues este se pasaba varios días de estar ahí encerrado nada más, ahora sí nos ayudaban a comer y a pagar la renta. Y así fue esa vida desde el 76 hasta que llego en aquel 86, ahí llegó esta amnistía que era para todos. Pero en aquel entonces dije ‘no, pues yo me voy un rato’. Yo este me vine para acá, tardaría como un año, ocho meses aproximadamente y me vine. Así fue como empezamos, pero fue muy diferente al 86, a la última vez que migré, que fue en el 2000. La última vez fui un año y medio y regresé.
¿Pudieras compartir cómo fue diferente para ti las veces que migraste?
Yo me acuerdo la primera vez que fuimos, fue el cruce por Tijuana, cruzaban un puente con una tablita y de ahí ya eran monte, eran veredas.
Antes el mismo coyote, nos llevaba hasta el asiento del avión hacia Nueva York. Y después ya la tercera vez fue cuando ya vi muy diferente, todo lo que era la frontera ya la vi muy escombrada, mínimo nos tenían que agarrar como dos o tres veces.
Ya la 4.ª y la 5.ª ya te dicen un poquito más fuerte. Pero con ganas de estar allá, allá había familia, ya estaban mis hermanos, pues esa era la alegría también de llegar a verlos.
Usted me había dicho que pues eran dos diferentes etapas de su vida. ¿Cómo ve usted la diferencia entre las dos veces? Como cuando era su familia y luego ya cuando usted estaba casado y tenía su esposa y sus hijos.
Esta segunda vez fue cuando ya me casé, pero migré de Nueva York porque para mí era muy estresante, pues es toda la vida acelerada, así es que se vive allá. Decidí porque pues a fin de cuentas cuando estaba yo allá, pues ya tenía yo a mi esposa, ya tenía yo a mi primer hijo y pues como siempre el hablar y el comunicar siempre se extrañaba y por eso ya nada más iba yo por aquí a lo que sea a trabajar y dos años ya me he dado ya la vuelta porque pues ya de 3 a 4 y a 5 años, a esta edad pues ya ahí se pierde toda la integridad de la familia que aquí ha pasado ahorita en la actualidad.
Ahora muchos comentan y dicen nomás voy de un año o dos años, pero pues eso es mentira porque ya así como está ahorita la situación se tiene que ir mínimo de 3 a 5 años y ya cinco años ya te encuentras amigos, te encuentras amistades, hace unas amistades y pues ahí que va el camino. Y ahora sí, ahí es donde es tu fuerza y tu fortaleza, si vienes o no vienes, porque pues por ejemplo a nosotros en el caso mío, ahorita en la actualidad, pues a veces piensas y piensas que que si tengo dos hermanos allá que ya tienen cuántos años que no los veo, bastantes años y pues yo conozco toda la vida allá, como es, es muy bonita en cuestión de que todo está muy bonito, pero pues también allá se tiene que trabajar muy duro, muy duro y pues si encuentras este alguien que te ayude pues bien, y a veces, y si no encuentras, no tienes esa suerte, ese trabajo.
Ahora los peligros, estos eran los más duros y los difíciles, porque en el 86 estamos todos puros hombres en un departamento. Y para comprar, bajamos juntos. En grupo, nunca bajamos solos. Porque en aquel entonces, ahí, en esa área donde estábamos, dominaban muchos los boricuas y morenos, que por un dólar o 2 ya nos golpeaban, se quitaban sus cosas, asaltaban o en el tren.
Este caso del tren era de por sí en Nueva York y andar solo en aquellos años era de temor . Nos atracaban y no podíamos hacer nada, no podíamos hacer nada porque pues ahora sí, aquí estábamos como conejos escondidos, y los trabajos también así eran, porque la necesidad nos hacía salir a veces a la una o a las dos a trabajar. Yo no tuve esas experiencias malas de que me golpearan, pero de nuestros compañeros que iban, que si ya te pegaron, ya te quitaron el dinero y pues, en realidad, que a veces no la platicamos, porque sí estamos allá, antes pues siempre platicamos lo bonito, pero muchas cosas también, es lo más feo, lo que se vivió antes porque sí, conocimos todos los barrios ahí en el Bronx, después de ahí nos pasamos a Queens que supuestamente era uno de los condados más tranquilos y el Bronx siempre se había manejado que era muy violento.
Ya ahorita en la actualidad muchos jóvenes se van porque sí tienen ese sueño americano y siempre el sueño americano. Aquí también te vas y de propósito de hacer algo. Pero pues la ciudad allá, en Nueva York, pone a la gente, toma a la gente en todos los aspectos y pues sobresalen.
También hay gente que va y trabaja y dedica y pues solamente así es, pero es para que ya se queden. Y pues aquí lo más triste, siempre pienso y reflexiono, lo más duro es que te vas y una vez que te vas no regresas. Como yo viví ahí, pues para mi aquí es lo más bonito, aquí está tu familia, tus hijos, tus hermanos, tus papas, pues más que nada vivimos nuestras costumbres las fiestas, todo lo que vivimos Ahí no lo vivimos, ahí nunca, y en la vida actual que yo vivo me siento yo feliz. Lo único que uno extraña en sí, es la familia. Mis aspiraciones ahora son que mis hijos crezcan y que salgan adelante. También hay que decir gracias, para Nueva York y también a otros estados porque han podido encontrar trabajos y Zapotitlán ha podido crecer mucho en estructuras y crecido en empleo, y me doy cuenta que los migrantes han ayudado a Zapotitlan.