Fotografía de Flavio Anguiano
En una reciente visita a Nueva York, Thelma Cabrera, destacada líder del Movimiento CODECA (Comité de Desarrollo Campesino) en Guatemala, y Neftalí López, miembro del Comité de Desarrollo Campesino, dialogaron con el Molino Informativo. Este movimiento es crucial en el activismo sociopolítico guatemalteco, y ambos han jugado un papel determinante en impulsar una visión inclusiva y sostenible para su país.
Thelma Cabrera, una defensora incansable de los derechos de las comunidades indígenas y la Madre Tierra, ha trabajado intensamente a través de CODECA. Por su parte, Neftalí López es un firme defensor de los derechos humanos y promotor del “Buen Vivir”.
Al preguntarle sobre la imposibilidad de su candidatura presidencial en Guatemala, Cabrera enfatizó la influencia de sectores poderosos dentro de entidades clave, como el Tribunal Supremo Electoral. Destacó un sistema que excluye a los pueblos indígenas y a voces que abogan por cambios estructurales, como la propuesta de establecer un Estado plurinacional mediante una Asamblea Constituyente. Cabrera denunció estas acciones como reflejo de intereses que buscan perpetuar un sistema caracterizado por la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.
Asimismo, señaló que su postulación ha enfrentado trabas “debido a la complicidad entre los gobiernos salientes y entrantes, una situación exacerbada por el capitalismo y las estructuras criminales que dominan en Guatemala. Este control impacta en sistemas esenciales como la justicia, la política, la salud, las comunicaciones y la educación”. Cabrera afirmó que “los grupos de poder temen una participación activa del pueblo, percibiendo en ella una amenaza a su dominio. Manifestó: “No se trata solamente de mi candidatura, sino de la representación de los pueblos. La resistencia al cambio no sólo es hacia Thelma Cabrera, sino hacia los pueblos”.
Cabrera enfatizó: “Nuestra exclusión del proceso electoral es una táctica para silenciar las luchas sociales. Sin embargo, enfrentamos esta adversidad con determinación. Los pueblos indígenas de Guatemala han existido durante milenios y siguen fortalecidos, pese a la criminalización y persecución de líderes comunitarios. Nuestro objetivo no es simplemente ocupar cargos públicos, sino promover cambios estructurales. Sabemos que el camino es largo y requiere preparación, organización y comunicación en nuestras comunidades. Mantenemos nuestro compromiso de que, a pesar de los desafíos, nuestra voz seguirá siendo firme y decidida”.
En relación con el persistente rechazo hacia las mujeres de pueblos originarios en Guatemala, Cabrera lo describe como “un símbolo de la lucha continua contra un sistema que históricamente ha favorecido a los criollos. Este sistema perpetúa un estado fallido y corrupto, cimentado en el racismo y el patriarcado. Tal exclusión evidencia un sistema colapsado que rechaza la participación igualitaria”.
Cabrera como mujer indígena involucrada en esta lucha política, señaló que esta negativa es como un llamado a la organización y unidad de las comunidades: “Donde aún no hay cohesión, debemos servir de inspiración para unirnos en defensa de nuestros derechos. Sin lucha, esos derechos siempre nos serán negados”.
Sobre el sistema de discriminación de género y étnico en el ámbito político contemporáneo guatemalteco, Cabrera explicó que “estos se manifiestan significativamente, afectando especialmente a las comunidades indígenas. Estas comunidades enfrentan serios retos debido a la discriminación estructural y sistémica. Sin embargo, también emerge una vigorosa resistencia y organización política enfocada en impulsar el cambio”.
Reiteró que la formación política en estas comunidades no sólo combate las desigualdades, sino que también capacita a más mujeres para que participen activamente en el proceso. El objetivo va más allá de conquistar espacios de poder y se centra en fomentar la solidaridad, la comunidad y una convivencia armónica con la Madre Tierra, para lograr un equilibrio sostenible.
Cabrera recalcó la importancia de seguir criticando las fallas de un Estado corroído por la corrupción, con una perspectiva orientada hacia el “buen vivir”. “La lucha busca no sólo justicia y equidad de género y étnica, sino también un modelo de vida más justo y equilibrado. Así, las comunidades fortalecen su identidad y persiguen un futuro más igualitario para las generaciones actuales y venideras”, agregó.
Tras la elección de Arévalo, Cabrera aseguró que el movimiento sociopolítico ha mantenido una desconfianza hacia el proceso político y electoral. “Hemos expresado que no contamos con un presidente en quien confiemos plenamente, conscientes de las dinámicas ocultas tras los partidos políticos. Por eso, preferimos no involucrarnos directamente, para evitar que nuestras acciones sean malinterpretadas o asociadas con políticas opacas”.
Cabrera expresó que “durante los 106 días de movimientos sociales, considerados por algunos como un levantamiento, surgieron agendas políticas diversas. Sin embargo, decidieron apoyar la voluntad popular, a pesar de las dudas persistentes sobre la transparencia electoral”. Señaló que “reconocemos que la democracia proclamada y la ‘primavera’ política no son ideales, pero respaldamos la lucha del pueblo desde nuestras raíces comunitarias”.
“En estos movimientos, enfrentamos desalojos, especialmente en la costa sur, donde la respuesta de algunos sectores empresariales fue agresiva, y varias denuncias quedaron impunes. A diferencia de otros grupos, no buscamos cargos en el gobierno de Arévalo. Sin embargo, Arévalo nunca mostró solidaridad con nuestros movimientos ni con quienes sufrimos pérdidas humanas en las carreteras”.
Cabrera mencionó que su solicitud de audiencia presentada al gobierno en febrero sigue sin respuesta. “La ‘primavera’ prometida al pueblo guatemalteco se ha estrellado contra la inacción gubernamental. Ante esta desilusión, organizamos una manifestación el 10 de julio para reiterar nuestra petición de diálogo con Arévalo, pero una vez más, no fuimos escuchados”.
Agregó que en el último año no ha habido transformaciones políticas significativas, especialmente para los pueblos y que el movimiento social indígena es una respuesta legítima a las circunstancias adversas que obligan a las comunidades a tomar medidas visibles, como el bloqueo de carreteras.
Mencionó que la colaboración entre organizaciones indígenas y sectores urbanos en Guatemala busca promover el cambio social a múltiples niveles, a través de la creación espacios a nivel municipal, departamental y nacional para unificar pueblos y colectivos, con el objetivo de establecer un Estado plurinacional a través de una Asamblea Constituyente. Entre sus propuestas están, revocar mandatos, reducir salarios, y realizar elecciones populares para jueces y fiscales, ampliando sus propuestas de 14 a 19 ejes temáticos con la participación activa del pueblo.
Sobre la evolución de su perspectiva, Cabrera compartió que ha trabajado activamente desde su elección en la Asamblea de 2018, a pesar de enfrentarse a bloqueos en 2023. “Siguen construyendo un nuevo instrumento político con la Asamblea que decidirá el siguiente paso”. Cabrera se relaciona abiertamente con diversos sectores para encontrar soluciones, y destaca que no busca un cargo personal, sino un cambio general.
“La política en Guatemala se ha convertido en un mercado de ambiciones e intereses personales. Sin embargo, creo que es posible construir una visión más liberadora centrada en el buen vivir. Aunque será un camino largo, creo que es posible avanzar hacia este objetivo”.
Por su parte, Neftalí López, defensor de derechos humanos y coordinador de CODECA, compartió su experiencia en el movimiento, destacando que su mayor aprendizaje “ha sido el proceso de descolonización del pensamiento, centrándose en la defensa de los derechos colectivos de los pueblos y los derechos de la Madre Tierra”.
Sobre los derechos humanos en Guatemala, López identifica desafíos significativos, como la falta de esfuerzo estatal para defenderlos y la violación sistemática por parte del Estado. Los defensores de derechos enfrentan persecución, calumnias y criminalización. “Sin embargo –afirmó que–, CODECA está comprometida a avanzar colectivamente a través de la organización comunitaria y municipal y la acción internacional”.
Citó un logro reciente de CODECA que, “ha sido abogar por el derecho de defender los derechos, presionando a nivel internacional, alcanzando instancias como la Corte Interamericana y el Parlamento Europeo, instando al gobierno a establecer un mecanismo para proteger a los defensores de derechos humanos”.
López explicó que CODECA “se enfrenta a la criminalización autodenominándose defensores de derechos humanos, diferenciando sus acciones de los delitos. La lucha se centra en proteger bienes comunes, como agua, bosques, ríos y minerales, enfrentando las explotaciones del gobierno y empresas. La estrategia incluye la recuperación de bienes privatizados y la defensa de radios comunitarias, pese a un ambiente complejo y tenso”.
Finalmente, López dirigió un mensaje a la comunidad internacional sobre la lucha de CODECA por los derechos humanos en Guatemala y cómo podrían apoyarlos desde el extranjero, enfatizando el papel fundamental de la comunidad migrante en los Estados Unidos en apoyar estas luchas.
Cabrera agregó que están trabajando para fortalecer la propuesta del proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional. Destacó la importancia de que la comunidad migrante sea un actor activo, fortaleciendo su lucha dentro y fuera de Guatemala, en un esfuerzo de articulación nacional e internacional.