Fotografías de Flavio Anguiano
“¡Ya no quiero estar aquí otro 26, queremos tener a nuestros hijos con nosotros!”, dijo Antonio Tizapa al frente del Consulado Mexicano, rodeado del silencio solidario de los protestantes, y con la voz ya ronca de caminar y vocear por las calles de Nueva York. Nueve años de interminables nudos de rabia y frustración en la garganta, le dan fuerza para gritar por lxs desaparecidxs.
El 26 de septiembre Tizapa convocó a una caminata como todos los años desde el 2014 año en que desapareció su hijo Jorge Antonio, quien era parte de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. La caminata fue una conmemoración y protesta de verdad y justicia en donde diversas organizaciones acompañaron a Tizapa en solidaridad.
Punto de encuentro
El edificio de la Organización de las Naciones Unidas fue el punto de partida. El grupo de corredores Running for Ayotzinapa junto con un grupo de estudiantes internacionalistas de la universidad de CUNY conformaban la mayoría de las 30 personas reunidas en solidaridad. La lluvia y el frío de la entrada de otoño no desmotivó a la gente a caminar por las calles de la ciudad para protestar.
Tizapa inició el evento agradeciendo a lxs presentes por su participación, recalcando que a pesar de que todos los años sale algo nuevo del caso Ayotzinapa sigue sin conocerse el paradero de los 43 normalistas que desaparecieron en Iguala, Guerrero en el 2014. “Con la presencia, el empuje, el cariño y el amor que le han tomado a nuestros hijos, vamos a seguir luchando hasta saber la verdad”, expresó Tizapa.
Se ha concluido que hubo una colusión de autoridades federales, estatales, municipales con grupos delictivos para llevar a cabo la desaparicion de los normalistas pero no se ha resuelto su paradero. Tizapa hizo hincapié que Ayotzinapa no fue un caso aislado y que las 15 normales rurales que siguen existiendo en México sufren represión y marginación por el Estado mexicano. Por lo tanto, exigió no olvidarles, tenerles presente y abogar por ellxs también.
Primera parada
El grupo de protestantes partió caminando a la primera parada, el consulado de Israel. En el camino lxs corredores y lxs estudiantes alzaban pancartas que tenían escrito en inglés y en español ‘De Nueva York a Ayotzinapa: Abajo la represión racista’ ,‘Solidaridad internacional sólo la revolución traerá justicia’, entre otras múltiples pancartas.
Varios policías rodeban a lxs caminantes ya sea en moto, en carro, o a pie. Intervinieron entre ellxs varias veces para que no se obstruyera el paso de la acera, abriendo el grupo y echando miradas frías. No se les despegaron ni un minuto.
Al llegar al primer consulado, se reclamó la extradición de Tomás Zerón de Lucio, un exfuncionario público mexicano que se encuentra en Israel para evitar su detención por su presunta implicación con la desaparición de los normalistas.
“¿Quién fue?” Gritaba un vocero, a veces Tizapa, a veces el profesor de los estudiantes de CUNY, a veces alguna otra persona sin pena. “El Estado!” respondían los demás del grupo.
“¿Qué queremos?” reclamaban, “Justicia! “, repetían.
Luego, siguieron el camino a la segunda parada: el Consulado Mexicano.
Segunda parada
Por las calles, los corredores de Running for Ayotzinapa trotaban con la gente, alzando banderas de México que tenían escrito en mayúsculas “NOS FALTAN 43”. Lxs protestantes contaban del uno al 43 en inglés y en español. Después, un vocero empezaba con el canto, “Ayotzi vive!”, y le respondían, “La lucha sigue!”.
Ya en el Consulado, un medio círculo de gente se instaló rodeando a Tizapa. Repleto de coraje comentó, “Vuelvo a repetir en relación a las investigaciones y documentos que tienen los militares: vamos a seguir insistiendo que nos entreguen toda la información”.
En esa última semana antes del 26, se cambió la relatoria de los hechos, hubieron promesas de gobierno de trabajar por la verdad, hecharon nuevas culpas, y surgieron otras líneas de investigación. Sin embargo, no fue nada nuevo para que se destapara el paradero de los 43.
El co-director de Global Exchange y de la Red de Pueblos Transnacionales, Marco Castillo, resaltó el racismo y clasismo que presenta el crimen de Ayotzinapa.
“Imagínense si aquí [Nueva York] desaparecieran a 43 estudiantes” Castillo le cuestionó a la audiencia. “Es un odio a la gente migrante, a la gente campesina y a la gente indígena, esto es pensar que su vida no vale.
Mientras los voceros hablaban, salieron algunas personas del Consulado. Pocas asomaban la mirada a ver de qué se trataba este show. Negaban agarrar el folleto que se repartió. Nadie de ellxs se quedó.
Antes de seguir el camino a la última parada, el colectivo The Illuminator proyectó los nombres de los 43 estudiantes en la fachada del Consulado. Pasaron lista y cada vez que un nombre se proyectaba, un vocero lo leía y la multitud gritaba, “Presente!”. Cuando el nombre de Jorge Antonio se leyó y gritaron “Presente!”, la voz de Tizapa alcanzó unos decibeles que llegaron hasta la punta del Empire State.
Tercera y última parada
Los últimos cantos se escuchaban algo cansados, pero con mucho, mucho empuje y fuerza.
“¡Hombro con hombro, codo con codo, Ayotzi Ayotzi Ayotzi somos todos!”, gritaban.
En camino a Times Square, lxs protestantes pasaron por Bryant Park. Ahí estaban situados en la banqueta una banda de músicos con micrófono y guitarras. Cuando la protesta pasó enfrente de ellos, dejaron de tocar y le cedieron el micrófono a Tizapa.
“¡Porque vivos se los llevaron!”, gritaba Tizapa. “¡Vivos los queremos!”, respondía la multitud.
Ya en la última parada en Time Square, Tizapa cerró el evento con un ritual de memoria. Aunque pasaban ríos de gente al lado de la danza, las ofrendas, y el humo que hacian en conmemoración, uno que otro pausó a observar, y se unió a los últimos momentos del evento. Posteriormente, se repartieron tamales, tortas de mole, aguas, y se intercambiaron abrazos con lágrimas.
Desde el inicio hasta el final, Tizapa cargó la foto de Jorge Antonio, y no la soltó. El 26 de octubre, Tizapa volverá a estar en el Consulado Mexicano. También el 26 de noviembre, diciembre, y los meses que pasen hasta que sepa el paradero de su hijo.