Desde el lanzamiento de Bitcoin en 2009, las criptomonedas han sido declaradas como una nueva frontera para la creación de riqueza y el intercambio de valor fuera del sistema financiero tradicional. Muchas de las poblaciones que las usan en Estados Unidos son afrodescendientes y latinoamericanas.
Sus partidarios sostienen que las criptomonedas pueden empoderar a las personas, especialmente en estas comunidades racializadas que durante mucho tiempo han estado desatendidas por los bancos, al ofrecer nuevas vías para la inclusión financiera y la autonomía económica. Algunos defensores incluso lo ven como una herramienta para desafiar y reformar la arraigada estructura financiera estadounidense.
Pero sus detractores advierten de graves escollos: volatilidad extrema, falta de supervisión y un patrón de selección de poblaciones vulnerables con promesas de alto riesgo. Si a esto añadimos el aumento de las estafas, las preocupaciones medioambientales sobre el uso de la energía el panorama se complica.
Tyrone Rose, CEO y confundador de Turnqey Labs and Principal at 401 Financial, recordó que uno de los motivos para la creación de las criptomonedas es responder a las necesidades de millones de personas que están fuera de los sistemas financieros tradicionales. Además, señaló que estas monedas digitales guardan un anonimato importante para mucha gente y no se requieren bancos o instituciones intermediarias para acceder a estos valores.
“Existen 1.4 mil millones de personas en el mundo que no tienen banco. Hay 12 millones en Estados Unidos que viven en desiertos bancarios, es decir que viven a más de 10 millas de un banco”, precisó Rose. “Es muy caro ser pobre –continuó– y tener una cuenta en el banco que en ocasiones pide hasta 35 dólares mensuales de manejo de cuenta”.
Para Rose, las criptomonedas son una salida posible: “Con este sistema cyberpunk en tiempo real es posible hacer envíos de dinero y pagos también en tiempo real y no retrasarse si nuestro tiempo es limitado”.
Por su parte y menos optimista, Cantrell Dumas, director de Derivatives Policy, Better Markets comentó que “las cifras indican que las poblaciones latinoamericanas y afrodescendientes son más proclives a usar criptomonedas, sin embargo, es aún un uso limitado, lo que indica su caracter especulativo más que de uso cotidiano”.
“En 2023, el temor a los fraudes y estafas ocasionó una pérdida de 5.6 mil millones de dólares. Una vez que las inversiones se pierden en el sistema criptográfico son muy difíciles de recuperar”, advirtió Dumas.
Finalmente, para Elizabeth Kwok, directora general de manejo de FTI Consulting, “a pesar de la utilidad de las criptomonedas como formas de pago, muchas de las personas o compañías las usan como inversión y no como dinero”.