Tras el asesinato de Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthCare, hace algunas semanas en Nueva York, se ha avivado una discusión nacional sobre la creciente frustración de los estadounidenses hacia la industria de la atención médica. Aunque la sociedad cuestiona el asesinato, coincide en que las aseguradoras, como UnitedHealthCare, tienen responsabilidad en los elevados costos de los servicios médicos y en la negación de atención a quienes realmente la necesitan.
Un reportaje de ProPublica ha revelado que, cada vez más, las aseguradoras rechazan millones de reclamos valiéndose de la inteligencia artificial (IA). Los críticos sostienen que la IA en la atención médica está plagada de prejuicios raciales y económicos que influyen directamente en quién recibe tratamiento y quién es excluido. Actualmente, millones de reclamos son rechazados sin revisión médica del expediente del paciente.
Para abordar esta problemática, Ethnic Media Services organizó una conferencia en la que expertos discutieron sobre la creciente insatisfacción de los consumidores respecto a los seguros de salud, el impacto de la IA en la cobertura médica y el aumento de las negaciones de reclamos.
La doctora Katherine Hempstead, de la Fundación Robert Wood Johnson, habló sobre la insatisfacción con las compañías de seguros de salud, explorando la relación tensa entre asegurados y aseguradoras, que se intensifica en el seguro de salud debido a la interacción continua durante momentos de vulnerabilidad de los pacientes.
Señaló que, “la diversidad en las normativas de cobertura médica entre estados y empleadores contribuye a la desconfianza de los consumidores. A pesar de que más personas están aseguradas, la gestión de la atención ha creado frustraciones debido al aumento de las negaciones de reclamos, muchas veces gestionadas por algoritmos. La entrada de IA en la adjudicación de reclamos ha suscitado dudas sobre los verdaderos incentivos financieros detrás de estas decisiones”.
Hempstead advirtió que, “la fragmentación en la cobertura y el crecimiento de las aseguradoras corporativas han cimentado la percepción entre los consumidores de que estas empresas priorizan ganancias sobre el bienestar del paciente. Esto ha llevado a conflictos entre aseguradoras y proveedores, que se resuelven generalmente sólo bajo presión pública, perjudicando a aquellos menos capacitados para apelar”.
Por su lado la doctora Miranda Yaver, autora de “Cobertura denegada: cómo las aseguradoras de salud impulsan la desigualdad en los Estados Unidos”, abordó el frustrante incremento de negaciones de cobertura médica. En su investigación, destacó cómo estas denegaciones afectan tanto la salud como la estabilidad económica de los pacientes, especialmente a quienes tienen menores niveles de alfabetización en salud, enfrentando obstáculos administrativos complejos. Revela que el 36% de las personas encuestadas experimentó una negación de cobertura, además de un aumento en la fragmentación del sistema de seguros estadounidense.
Además, Yaver subrayó la problemática del uso de IA en procesos de autorizaciones previas, donde una cantidad significativa de decisiones automatizadas han resultado ser erróneas, especialmente afectando a grupos marginados. Las revisiones de estas decisiones muestran que el 90% de las denegaciones procesadas por IA son revertidas tras apelaciones, lo que subraya la necesidad de evaluar cuidadosamente el impacto de estas herramientas tecnológicas.
En respuesta a este tema, el senador estatal de California, Josh Becker, quien ha promovido la ley SB 1120, la cual limita el uso de IA en decisiones de atención médica, asegurando que los médicos tengan la última palabra. Becker enfatizó la importancia de incorporar la experiencia humana en estos procesos, tras casos en los que algoritmos, sin revisión médica, han negado reclamaciones, dejando a los pacientes enfrentando enormes facturas. Su legislación apunta a integrar la supervisión médica en decisiones automatizadas, inspirando posibles cambios a nivel estatal y federal.
Concluyeron que, este debate refleja una necesidad urgente de reforma en el sistema de salud estadounidense, donde los asegurados enfrentan un panorama administrativo complejo y muchas veces injusto, en un esfuerzo por asegurar que el bienestar del paciente prevalezca sobre los beneficios corporativos.