Comprender las elecciones presidenciales de Estados Unidos y sus factores influyentes requerirá tiempo y reflexión. En la conferencia semanal organizada por Ethnic Media Services, un panel de expertos ofreció perspectivas valiosas que ayudaron a contextualizar los resultados de las elecciones. Los debates giraron en torno a temas como la violencia política, el voto femenino, el impacto de las políticas migratorias en la motivación de los votantes y el papel determinante de las comunidades étnicamente diversas.
El profesor Robert Pape, destacado académico en Ciencias Políticas de la Universidad de Chicago, fundador del Proyecto de Chicago sobre Seguridad y Amenazas (CPOST), quien ha estado analizando detenidamente la violencia política y la retórica en el contexto actual en Estados Unidos. Según sus observaciones durante las elecciones y los días posteriores, se han revelado cambios significativos hacia una democracia multirracial y el potencial de violencia política futura.
Pape subrayó que “las encuestas de salida de CNN y NBC mostraron que muchos hispanos de clase trabajadora votaron por Donald Trump, lo que sugiere una América multirracial que no necesariamente favorece a los progresistas. La campaña de Trump logró formar una coalición multirracial más sólida que la de los demócratas, un fenómeno que requiere un análisis más profundo”. Subrayó cómo la religión actúa como una línea divisoria que trasciende raza y etnicidad, particularmente entre votantes hispanos con valores familiares conservadores.
En cuanto a la violencia política, Pape sugirió que “no debe ser vista solo en eventos predecibles. La ausencia de violencia en fechas específicas, como el día de las elecciones, no garantiza seguridad. La posibilidad de actos solitarios contra Trump es un recordatorio constante del riesgo latente. Aunque líderes como Kamala Harris y el presidente promueven la calma, eventos futuros, como la marcha en Washington, crean incertidumbre sobre la estabilidad del país”.
De cara al futuro, Pape advirtió que políticas agresivas de inmigración podrían generar tensiones, similares a las vividas en Portland. Comparó estas tensiones con incendios forestales, donde aunque se puede medir el material combustible, los detonantes son impredecibles. Por lo tanto, enfatizó la importancia de la vigilancia y preparación durante esta compleja coyuntura política.
Por su lado, Kelly Dittmar, Directora de Investigación del Centro para Mujeres y Política Estadounidense de la Universidad Rutgers, analizó el papel de las mujeres votantes en las recientes elecciones, destacando las limitaciones de las encuestas de salida en subgrupos interseccionales, sugiriendo la inminente publicación de datos más precisos. Dittmar señaló que la brecha de género permaneció similar a elecciones previas, mencionando que desde 1980 las mujeres tienden a apoyar más al candidato demócrata.
“En esta elección, el 53% de las mujeres votó por Harris y el 45% por Trump, con una disminución en el apoyo a Harris comparado con Biden en 2020, una tendencia que se refleja en diversas demografías. Además, los datos agregados no capturan la diversidad entre las votantes: más del 90% de las mujeres negras votaron por Harris mientras que la mayoría de las mujeres blancas apoyaron al candidato republicano, un patrón constante en los últimos 20 años”, señaló Dittmar.
También destacó una creciente división educativa, donde mujeres blancas con estudios universitarios apoyaron más a Harris, a diferencia de aquellas sin educación superior que permanecieron leales a Trump. En comparación, “las votantes latinas mostraron mayor apoyo a Harris frente a sus pares masculinos latinos, y las mujeres de la Generación Z no dieron el apoyo esperado a Harris”.
Aunque se anticipaba una brecha de género más amplia, Dittmar argumentó que la presencia de una mujer en la boleta tiene un impacto reducido en el voto. Un estudio de AP VoteCast demostró que para un tercio de las mujeres negras, la candidatura de Harris como primera presidenta mujer era significativa, comparado con el 14% de todas las mujeres y el 11% de los hombres.
Dittmar subrayó que las mujeres votantes no son homogéneas y que, aunque se esperaba que los derechos reproductivos movilizarían más a las mujeres hacia los demócratas, asuntos como la economía y la democracia fueron igualmente decisivos. A pesar de que las mujeres han superado a los hombres en participación electoral desde 1980, la identidad de género no es el único factor determinante en la elección de líderes. Dittmar remarcó la importancia de “comprender las motivaciones y valores detrás de las decisiones de voto, y cómo factores como la misoginia y el racismo pueden ser pasados por alto en este análisis”.
John C. Yang, líder de Asian Americans Advancing Justice | AAJC, enfatizó el compromiso de su organización con la promoción de los derechos civiles de los estadounidenses de origen asiático, buscando una sociedad equitativa. Dijo que han intensificado esfuerzos hacia la equidad colaborando con entidades civiles para realizar una encuesta preelectoral.
Esta encuesta involucró a más de 9,000 personas, incluyendo 1,800 de la comunidad asiático-estadounidense, destacó el entusiasmo político creciente, especialmente entre los jóvenes. Yang señaló que 1 de cada 8 votantes de estas comunidades votó por primera vez, y el 28% estaba en el rango de 18 a 29 años, con un 61% de apoyo al candidato demócrata.
Yang destacó la creciente influencia política de esta comunidad, “como se evidencia en la elección del primer senador coreano-estadounidense de Nueva Jersey. Las preocupaciones principales de estos votantes incluyen la economía, la democracia, los derechos reproductivos y la política migratoria. El electorado apoya leyes migratorias que favorecen la reunificación familiar y la regularización de inmigrantes indocumentados”.
Expresó su inquietud ante el aumento del discurso de odio, exacerbado durante la pandemia de COVID-19 y por tensiones internacionales con China y Corea del Norte. También criticó el uso del término “buen problema”, por el profesor Pape, tradicionalmente ligado a protestas pacíficas y cambio social.
Vanessa Cárdenas, directora ejecutiva de America’s Voice, instó a mantener la calma en medio de las preocupaciones de las comunidades inmigrantes tras los resultados electorales. Reconoció el temor generalizado, pero enfatizó que, como movimiento, se superará cualquier peligro en el segundo mandato de Trump, al igual que se logró durante su primera administración. “Nos comprometemos a defender a nuestros amigos, vecinos inmigrantes, Dreamers y beneficiarios del TPS”, afirmó. “La prioridad es prepararse y unirse para enfrentar las políticas adversas que puedan surgir”.
Cárdenas resaltó que, aunque los resultados electorales no fueron los esperados, la lucha continúa. “Esperábamos un voto popular a nuestro favor. Sin embargo, los temas económicos prevalecieron en las prioridades de los votantes”, explicó, señalando que la economía y la inflación fueron preocupaciones predominantes, relegando la inmigración.
De acuerdo con las encuestas de salida de CNN Edison, a pesar de la retórica antiinmigrante, un 56% de los votantes prefiere soluciones legales sobre deportaciones masivas. Esto refleja un apoyo público significativo hacia la legalización y la inmigración regulada. “Estados Unidos necesita a los inmigrantes para su prosperidad y adaptación demográfica”, añadió Cárdenas. La inmigración siempre ha sido crucial en la historia del país, y la defensa de los derechos de los inmigrantes debe ser una prioridad.
Sobre las posibles deportaciones masivas, Cárdenas advirtió que Trump parece dispuesto a utilizarlas, habiendo aprendido a manejar las herramientas gubernamentales para su agenda. Con su intención de eliminar DACA y TPS, la vigilancia y la preparación son más esenciales que nunca para enfrentar estos retos.
Finalmente, Ben Jealous, director ejecutivo del Sierra Club y exlíder de la NAACP, aboga por un enfoque inclusivo en los retos medioambientales y económicos de Estados Unidos. Con una sólida trayectoria en el periodismo y la defensa de comunidades diversas étnicamente, Jealous ha utilizado su liderazgo para promover la justicia medioambiental. Bajo su dirección, el Sierra Club ha logrado clausurar casi el 75% de las plantas de energía a carbón, mitigando así las injusticias que afectan a las comunidades más vulnerables, lo cual ha prevenido miles de muertes y ataques de asma.
Jealous resaltó las fracturas políticas derivadas de la desindustrialización post-TLCAN, la cual provocó una crisis social y económica significativa con el cierre de 65,000 fábricas. Proponiendo un enfoque de “diseñar aquí, construir aquí”, Jealous sugirió un modelo económico que emule el éxito del auge posguerra. La implementación de la Ley de Reducción de la Inflación aspira a revitalizar la economía y sanar las divisiones sociales mediante la apertura de fábricas que generan empleo local.
“La observación de la planta de paneles solares en Dalton, Georgia, ilustra el potencial transformador de la economía verde para reconstruir comunidades y promover la cohesión social. Jealous señaló que liderar la transición a una economía verde no solo fortalece la economía, sino que también promete una nación más justa y unida”, finalizó.