El cambio climático representa uno de los desafíos más apremiantes para Estados Unidos y el planeta entero. En los últimos seis meses, hemos sido testigos directos de esta amenaza con lluvias torrenciales que han afectado gravemente a Europa y Bangladesh. En Estados Unidos, millones de personas todavía luchan por recuperarse de los devastadores huracanes Helene y Milton. A pesar de estas evidencias alarmantes, Donald Trump y Kamala Harris pasaron por alto este tema crucial en sus campañas electorales. Por su parte, los votantes señalaron durante esta campaña presidencial que sus mayores preocupaciones son la economía y la seguridad fronteriza.
Para abordar este tema Ethnic Media Services convocó en su conferencia semanal a diversos oradores que analizaron la importancia del cambio climático y discutieron estrategias para movilizar a las comunidades en torno a este asunto crítico.
Erik Bendix, residente de Asheville, Carolina del Norte, relató cómo enfrentó los tornados del huracán Helene y la devastación persistente en su comunidad seis semanas después. “Sólo puedo hablar desde mi propia experiencia”, afirmó Bendix, reconociendo las diversas vivencias de otros. Junto a su esposa, han vivido en una casa de troncos que construyeron hace 42 años, retomando un estilo de vida sencillo en un valle que ha cambiado gradualmente.
Asheville, una ciudad turística, ha recibido a personas huyendo de problemas climáticos de California y Florida. Bendix recordó: “Lo normal era que los huracanes perdieran fuerza al tocar tierra, sin embargo, este avanzó rápidamente desde Florida y llegó a Asheville en horas, arrasando con todo a su paso”. El impacto fue devastador: árboles derribados y daños extensos a su propiedad y al valle. “Parecía un paisaje lunar”, afirmó Bendix. Relató que al día siguiente cortaron un camino entre los escombros para llegar a su vecino más cercano. Un hombre de una comunidad hippie resultó herido, pero la rápida actuación comunitaria lo puso a salvo.
Los eventos fomentaron un espíritu comunitario. “El puente que conectaba nuestro valle cayó, aislándonos por una semana. Así conocimos a nuestros vecinos. Las reuniones comunales eran impresionantes por su disciplina. Se establecieron comités de salud, alimentación y comunicaciones para coordinar la ayuda”, explicó Bendix sobre el despertar comunitario.
“Aunque recuperamos la electricidad, muchos aún no tienen internet. Gran parte del daño incluye árboles frutales derribados. Enfrentamos un gran riesgo de incendio debido a la sequedad y los escombros”, enfatizó Bendix, destacando la importancia de gestionar adecuadamente los residuos para evitar la tentación de quemarlos.
Describiendo la magnitud del daño, agregó: “El Arboretum de Carolina del Norte enfrenta la tarea monumental de retirar 20,000 árboles caídos, un indicativo de la destrucción masiva en 27 condados y aproximadamente 800,000 acres de bosque”.
Bendix ofreció una perspectiva a largo plazo: “Había trabajado con Eco Foresters, quienes señalaron que nuestros bosques ya no son saludables. Ahora, sin dosel que los resguarde, surge una oportunidad para gestionar la regeneración adecuadamente, controlando especies invasoras como el kudzu y el agridulce”.
Por su parte, Sharon Lavigne, fundadora de Rise St. James, relató cómo movilizó a su comunidad para oponerse a la construcción de una planta petroquímica en el “Corredor del Cáncer” de Luisiana. En 2021, fue galardonada con el Premio Ambiental Goldman y la revista Time la incluyó entre las 100 personas más influyentes del año.
Lavigne señaló que la lucha comenzó en la parroquia de Saint James, situada entre Nueva Orleans y Baton Rouge, donde reside. En 2018, el gobernador John Bel Edwards aprobó la construcción de una planta de plástico valorada en $9.4 mil millones en su comunidad. Aunque se desalentó inicialmente por otras organizaciones, Lavigne insistió en resistir, asistiendo a reuniones durante dos años y medio. A pesar de las preocupaciones sobre los peligros de la planta propuesta, que sumaría 12 industrias en un radio de 10 millas, su construcción fue respaldada por las autoridades locales, ignorando las tumbas ancestrales no registradas por Formosa, la compañía responsable del proyecto.
Lavigne enfatizó que esta decisión impulsó su lucha iniciada en octubre de 2018. Aunque la planta fue aprobada el 29 de enero de 2019, han llevado su lucha a los tribunales, enfrentándose a varias apelaciones de Formosa, manteniendo la esperanza de que la planta no se instale. “Sería una sentencia de muerte para nuestra comunidad ya enferma,” asegura.
Con 100 grandes tanques de almacenamiento ya presentes, Lavigne compartió su incredulidad sobre el rumbo industrial pronosticado para la región, durante su tiempo como maestra. Rise St. James ha luchado contra otros proyectos industriales, enfatizando el dolor de ver a su comunidad afectada por enfermedades, incluyendo cáncer, y la venta de su antigua escuela secundaria a los hermanos Koch.
Lavigne concluyó con sentimiento: “Es doloroso ver nuestra comunidad enferma. Hemos perdido vecinos y familiares por cáncer. Nuestro objetivo es convocar una manifestación en el Capitolio para pedir al gobernador que detenga más contaminación. “Queremos vivir, participar en esta lucha ha sido agotador y doloroso, pero necesario. Como abuela, he sacrificado momentos preciados para proteger a mi comunidad y a mis seres queridos”.
Sissy Trinh, directora ejecutiva de Southeast Asian Community Alliance, ha sido una figura clave en la revitalización del río Los Ángeles, movilizando a comunidades de bajos ingresos en la región. Desde Chinatown, uno de los vecindarios más empobrecidos de Los Ángeles, Trinh trabaja cerca de zonas afectadas por incendios forestales, donde los residentes enfrentan dilemáticas elecciones entre cubrir sus necesidades básicas y pagar el alquiler. Durante la pandemia, la organización proporcionó asistencia de emergencia para alquileres, recogiendo testimonios de ancianos y familias que subsisten con salarios mínimos en la economía informal. Esta experiencia reveló que el cambio climático, aunque parezca una preocupación remota, tiene efectos tangibles en estas comunidades, convirtiéndose en una oportunidad para el cambio positivo.
Desde hace 15 años, la ciudad y el condado han ejecutado estrategias para combatir el cambio climático, invirtiendo en el desarrollo sostenible. La región del río Los Ángeles, por su proximidad al sistema de transporte regional, es fundamental para estas iniciativas, ofreciendo oportunidades de inversión que podrían transformar una de las áreas más contaminadas del estado. Sin embargo, estas mejoras han fomentado la especulación inmobiliaria, desplazando a residentes mientras los desarrolladores promueven la zona como una atractiva inversión, esperando financiamiento público para su renovación.
Trinh advirtió que las inversiones urbanísticas y climáticas han desestabilizado a comunidades locales mediante el aumento de alquileres y venta de propiedades. Ella y su equipo se han dedicado a explicar los impactos de estas inversiones, impulsando políticas para minimizar la especulación y beneficiar a los residentes y pequeños negocios. Han contribuido al plan maestro del río LA, que incluye estrategias para estabilizar viviendas y mitigar efectos especulativos, como la recopilación de datos para identificar vecindarios vulnerables y la promoción de alianzas entre sectores de vivienda y clima. Lograron que la Junta de Supervisores estableciera un banco de tierras para viviendas asequibles, protegiendo propiedades frente a gentrificación.
La labor de Trinh busca transformar estos desafíos en oportunidades para mejorar la vida comunitaria, conectando necesidades cotidianas con soluciones inspiradoras para fomentar la acción colectiva. Experiencias de otras regiones, como el “Corredor del Cáncer” pueden servir de inspiración para desarrollar estrategias locales que promuevan cambios significativos.
Finalmente, Bill McKibben, un destacado ambientalista estadounidense y fundador de Third Act, destacó la crucial influencia que las elecciones van a tener sobre el clima durante un extenso período. Third Act, agrupa a personas mayores de 60 años en acciones hacia la justicia climática. McKibben, quien escribió el primer libro sobre el cambio climático en los años 80, observa que las advertencias de hace décadas ahora se manifiestan diariamente. Los últimos 18 meses han registrado un aumento dramático en las temperaturas globales, tanto en tierra como en océanos, facilitando fenómenos meteorológicos extremos como lluvias intensas y olas de calor en ciudades como Delhi y Phoenix.
Los científicos instan a tomar medidas rápidas para controlar el incremento de la temperatura planetaria, con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático proponiendo una reducción de emisiones a la mitad para 2030, año que coincide con el término del próximo mandato presidencial en EU. Donald Trump, recién electo presidente por segunda ocasión, ha prometido facilitar la perforación de combustibles fósiles y detener el avance de la energía eólica, lo cual podría agregar 4,000 millones de toneladas de dióxido de carbono, de acuerdo con el grupo de expertos británico Carbon Brief.
McKibben observó un cambio positivo: un notable aumento en la adopción global de energía renovable. En junio de 2023, se instalaron diariamente más de 8 gigavatios de paneles solares, demostrando un compromiso mundial que abarca a EU., incentivado por la Ley de Reducción de la Inflación y el activismo del Sunrise Movement. Esta ley canaliza fondos significativos hacia comunidades impactadas por la economía de los combustibles fósiles, facilitando la transición hacia energías limpias.