En los Estados Unidos, las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) se destacan como los campos profesionales más lucrativos. De hecho, los profesionales en estas áreas suelen ganar más de $100,000 USD, anualmente, en contraste con el salario promedio nacional de $46,000. No obstante, a pesar de la posición global de liderazgo de Estados Unidos en investigación y desarrollo, el país enfrenta una pronunciada escasez de talento nacional en estas disciplinas, y esto se refleja en que el 43% de estos trabajadores son extranjeros. La falta de representación se agudiza, además, entre estudiantes de minorías étnicas, niñas y niños de recursos limitados.
Con el objetivo de enfrentar este desafío, Ethnic Media Services llevó a cabo su conferencia semanal con renombrados expertos en el campo: el doctor Louis Freedberg, director ejecutivo interino de EdSource, el doctor Darin Brawley, superintendente del Distrito Escolar Unificado de Compton, Daniel Voloch, director de programas de Girls Who Code, la doctora Yasemin Copur-Gencturk, profesora adjunta de Formación Docente de la Universidad del Sur de California e Isis Cadena Nuñez, estudiante de UC Santa Cruz. Esta conferencia sirvió de plataforma para debatir iniciativas innovadoras que buscan atraer a los estudiantes hacia las carreras STEM y también se discutieron las barreras que enfrentan en las aulas.
Freedberg expuso una visión global sobre la educación STEM, subrayando la importancia crítica de formar una nueva generación de profesionales STEM en Estados Unidos, anticipando un crecimiento exponencial en este sector durante la próxima década. Advirtió que, todos los estudiantes, en particular los del sistema público, deberían tener acceso a estas oportunidades, las barreras históricas han perpetuado la subrepresentación de afroamericanos, latinos y mujeres, especialmente en campos como ingeniería e informática.
Freedberg mencionó que estudiantes de contextos económicos desfavorecidos, como afroamericanes, latines y natives americanes, enfrentan grandes desafíos para acceder a cursos avanzados de computación y matemáticas, pilares de la educación universitaria. Las limitaciones económicas bloquean su participación en programas de verano, en tanto que figuras como Bill Gates, quien tuvo un apoyo privilegiado desde temprana edad, demuestran la importancia del soporte familiar y la formación temprana.
Añadió que “el interés temprano por la matemática y la ciencia es un buen indicador del compromiso con carreras STEM. No obstante, ante la reducción en la inscripción de cursos avanzados en secundaria, las intervenciones deben desarrollarse previamente. Además, es vital enfrentar la ansiedad asociada a estas materias, demostrando su relevancia práctica y aplicativa en la vida cotidiana”.
Sobre el tema, Brawley detalló cómo el Distrito Escolar Unificado de Compton comenzó su incursión en STEM hace una década, inspirado por el liderazgo de Michelle Dawson, ex superintendente del Distrito Escolar Unificado de San Francisco. Compton se unió a la Liga de Escuelas Innovadoras de la Promesa Digital, expandiendo su membresía a más de 150 distritos. Además de implementar programas STEM desde preescolar, han establecido alianzas significativas con compañías como Verizon e IBM, proporcionando tecnologías avanzadas y certificaciones a sus estudiantes.
Compartió que el enfoque de Compton es preparar a los estudiantes para participar en la economía global, enfrentando cualquier barrera socioeconómica. Brawley destacó la importancia de la capacitación continua de los docentes para integrar con éxito la tecnología en el currículo. “Las colaboraciones con Boeing, Apple y RTX han enriquecido su oferta educativa, logrando un apoyo significativo de la comunidad y un aumento en el interés de los estudiantes por carreras STEM del 21% al 52%”.
Por su parte, Daniel Voloch presentó la iniciativa Girls Who Code, fundada por Reshma Saujani, en 2012, para disminuir la brecha de género en el sector tecnológico. Buscan inspirar a las niñas a través de modelos a seguir como Ada Lovelace y Katherine Johnson, capacitando a más de medio millón de niñas, con atención especial a grupos sub representados.
La doctora Copur-Gencturk abordó los prejuicios docentes como obstáculos para los estudiantes, señalando los estereotipos en matemáticas que asignan habilidad según raza o género. Su investigación encontró que aunque el sesgo no se refleja en la calificación de precisión matemática, sí existe en la percepción del potencial de los estudiantes.
Isis Cadena compartió cómo su educación en Compton influyó en su trayecto universitario, enfatizando el papel crucial de la comunidad de mujeres en STEM y destacando logros como la organización de ferias escolares.
“Estoy muy feliz de decir que después de todo lo que hice, de haber podido ir a la escuela. De haber estado en el distrito y poder ser yo la que hable de ello porque realmente es mucho, principalmente porque la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la ingeniería es un campo dominado por hombres y blancos, así que estar aquí ahora y perseguir lo que quiero hacer es realmente agradable”, compartió Cadena.
Se concluyó que es esencial sensibilizar a los educadores sobre estas desigualdades y desarrollar intervenciones específicas para ayudar a los profesores a combatir el sesgo implícito. Solo así, el acceso equitativo a las disciplinas STEM será una realidad para todos los estudiantes.