Originaria de Poza Rica, Veracruz, Koral Carballo es fotógrafa documental, fotoperiodista y artista visual. Es una de las fotógrafas más importantes en México. “De niña disfrutaba escuchar las historias de mi mamá y papá. Crecí y me volví narradora”.
A través de la fotografía, la historia oral y el archivo, Carballo investiga nuevas narrativas y representaciones visuales de temas que se entrecruzan en el contexto contemporáneo e histórico, como la violencia necropolítica, la afrodescendencia y su relación con la memoria.
Fundó en México, junto a un grupo de fotoperiodistas de Veracruz, en el año 2014, el Festival Internacional de Fotografía Periodística y Documental Mirar Distinto, del cual es coproductora actualmente. Koral es embajadora de Leica en América Latina y colabora con la colectiva de fotógrafas latinoamericanas Ruda.
En esta charla, ella nos comparte algunas de sus reflexiones personales en torno a su trabajo. Dejemos que sus palabras compongan esta conversación.
¿Cuál es tu primera memoria con una cámara?
Mi primera memoria con una cámara son las fotos familiares que nos tomaba mi papá a mis hermanos y a mí. Estas fotos, que se hacían con una cámara de 35 milímetros, con cámaras que se podían comprar en farmacias.
También recuerdo pedir una camara a mis padres, sin embargo en en mi familia no teníamos tanto dinero para comprar cámaras. Entonces, mi papá lo que hacía era que a veces en estas farmacias también vendían cámaras desechables y mi papá me las compraba.
A mí me gustaba mucho tomar fotos. Casi siempre era cuando nos reunimos con la familia, con mis abuelos, con mis tíos, con mis tías, con mis primas, con mis primos. Entonces, me acuerdo mucho que los fines de semana o cuando íbamos al pueblo de mis abuelos, siempre me llevaba esa camarita, y a veces teníarollo y a veces no. Simplemente jugaba mucho como que tomaba fotos, y eso para mí también es algo muy representativo porque me acuerdo mucho que me gustaba mirar por el visor.
Bueno, en ese momento no sabía que se llamaba visor, pero me gustaba mucho como ver en la ventanita y como que jugar con mis primos y tomar fotos de todo lo que pasaba, y te digo, a veces revelamos esas fotos porque pero a veces no había película adentro de la cámara.
Cuando fui niña y esa experiencia mirando por esa ventanita marcó mi búsqueda como fotógrafa, ya que cuando tengo la cámara en la mano la siento mi cómplice, que puedo ir a muchos lados y puedo conocer muchas personas.
¿Cuál ha sido el momento más impactante que has tenido tomando una foto?
Más o menos en un periodo del 2011-2017, donde yo era reportera grafica del diarismo veracruzano en el periodo más sangriento para la prensa en México. Me tocó ir a cubrir y trabajar cosas súper impactantes y difíciles. Pues era fotografíar una guerra que nadie quería fotografiar por miedo.
Yo creo que durante ese momento, sí fotografié muchas cosas muy duras. Esa época ha sido del periodo que más han impactado mi ojo, mi vida personal, y que han moldeado también mis búsquedas. Fue muy duro.
¿Qué temáticas te llaman cuando planeas un proyecto?
Creo que a lo largo de los años me doy cuenta que en realidad son dos grandes temas que he estado investigando toda mi vida como periodista-artista. Uno es el concepto de la violencia y el otro es la memoria. Y creo que, durante todos estos años, he ido y venido navegando en esos dos lugares, preguntándome muchas cosas sobre las consecuencias de la violencia del crimen organizado y últimamente estoy investigando sobre la violencia sistémica de las poblaciones vulnerables, también estoy investigando la violencia misógina, la violencia racista y colonial; entonces, siento que esa palabra engloba muchas de las preguntas que he tenido a lo largo de mi carrera como fotógrafa.
¿Cómo es que surgen las violencias, las genealogías de las violencias?
Y la otra es la memoria. Siento que desde el inicio de mi carrera, cuando estaba como fotoperiodista, siempre me movió esa idea de: ‘ok, estoy registrando esto para que algún día la gente sepa toda la mierda que pasó, entonces, ahí está. Incubando una necesidad de la memoria, y con el paso de los años, siento que es algo que me ha acompañado y que sigo todavía buscando, y me detona preguntas.
Me acuerdo también cuando hice otro proyecto que se llama Mala Hora, que me preguntaba: ‘¿cómo contar sobre la violencia?, y me acuerdo que me preguntaba: ‘¿cómo contarle la violencia a alguien que no la vivió?’ Pensando que en 100 años vamos a tener otro país, y pensaba como en esta memoria sensorial, en esta memoria del cuerpo, ¿Cómo atraviesa esa memoria? ¿Cómo atraviesa lo sensorial? Entonces, creé ese proyecto pensando también en esa parte.
Mi primer proyecto también es sobre mi experiencia como fotoperiodista, como mujer fotoperiodista en Veracruz, en la guerra. Entonces, pensaba, ¿y quién va a contar mi historia? Entonces yo decía, bueno, ahora voy a contar mi historia en primera persona, de lo que se sintió haber estado ahí y de haber visto esas imágenes.
Y ahora cuando estoy investigando sobre la afrodescendencia en México, con el trabajo que estoy haciendo ahora, que se llama Siempre Estuvimos Aquí, pienso mucho en cómo la memoria es una carta a la memoria. Me interesa mucho más, incluso crear ciertos lugares o ciertas sensaciones. Me interesa estar investigando, preguntando con ciertas personas que sé que son importantes para la historia afromexicana.
Con los colectivos Afrotamiahua y Ña a’ Tundá, estamos creando dos archivos prácticamente nuevos con fotografías y relatos orales familiares desde las comunidades que serán resguardadas por y para sus comunidades. Entonces, ahora pienso mucho que la memoria es uno de mis motores para seguir fotografiando, para seguir creando y para seguir investigando.
Como afromexicana ¿hay maneras en que tu raíz influye en cómo documentas?
A mí me gustaría mucho aclarar esta parte. Pues yo estoy en un camino identitario, desde hace unos años, desde que comencé a trabajar en comunidades afrodescendientes he estado también como muy respetuosa e investigando sobre mi identidad.
Creo que es una buena pregunta. No lo sé, pero lo que sí sé es que últimamente he estado buscando mi historia. He estado buscando con mi papá que es de donde viene mi afrodescendencia. Estamos buscando él y yo nuestras respuestas. Estamos buscando esta historia invisibilizada. Estamos buscando, preguntándonos, en la misma familia, rastreando, esta huella negra de nuestra familia.
También trabajando en el projecto a largo plazo Siempre Estuvimos Aquí. Estoy trabajando, investigando sitios de memoria. Estoy también entrevistando a grandes líderes del movimiento afro.
Como fotoperiodista me lleva a otras conclusiones, he deshaprendido lo que en la universidad me enseñaron y creando una perspectiva que me hace entender de otra manera los hechos, me hace entender de otra manera a quienes estoy mirando, lo que estoy cubriendo, las crónicas que estoy creando.
Pero definitivamente en mi búsqueda personal, la artística, pues sí, en este momento sí, sí está para ese lado, Sí afectó muchísimo, cambió la brújula de muchas cosas que yo estaba buscando. Y creo que tiene que ver con la construcción de la esperanza y de entender también el pasado. Por ejemplo,creo que entendiendo el pasado –aunque esta es una frase muy trillada.
Todo el sistema colonial sigue siendo actual, y me hace entender muchas de las problemáticas que existen en este país, como la desigualdad, el sicariato, la corrupción y la desaparición forzada y también esa perspectiva de clase. Esta perspectiva me hace entender el mundo desde otro lugar.
** Abuelito Pancho, del epílogo, “La Sangre Llama”, del proyecto Siempre estuvimos aquí (2019 – 2024). Fotografía de Koral Carballo.