Factores laborales clave que desvanecen el sueño americano | Molino Informativo

Factores laborales clave que desvanecen el sueño americano

by | Jun 27, 2024 | Comunidades

La desigualdad de ingresos sigue aumentando en Estados Unidos: el 10% de la población gana más de $150,000 dólares al año y posee más de $1 millón en activos. En contraste, las familias de bajos ingresos que perciben un promedio de $31,000 dólares al año y poseen activos insignificantes. Factores como el género y la raza juegan un papel clave en las persistentes brechas salariales.

Las personas que trabajan en la economía colaborativa, en su mayoría inmigrantes, ganan apenas $7 dólares por hora. La movilidad intergeneracional, un motor crucial de la acumulación de riqueza, ha disminuido en las últimas cuatro décadas.

Además, existe el temor de que la tecnología amplíe aún más estas brechas salariales. Especialistas convocados por Ethnic Media Services en su conferencia semanal, abordaron cada uno de estos temas y ofrecieron recomendaciones para reducir la desigualdad.

Raza y brecha salarial de género

La doctora Michelle Holder, profesora asociada de economía en John Jay College, City University of New York, abordó la relación entre raza y brecha salarial de género, señalando varias manifestaciones de desigualdad en el mercado laboral estadounidense. En primera instancia, destacó que “la discriminación salarial, donde trabajadores con las mismas habilidades reciben diferentes salarios. También mencionó la disparidad en las tasas de desempleo, con las personas afroamericanas históricamente enfrentando tasas mayores que las personas blancas, aunque esta brecha ha disminuido recientemente”. Además, apuntó la sobre-representación de ciertos grupos en empleos de bajos salarios como otra forma de desigualdad.

“La brecha salarial de género revela que las mujeres que trabajan a tiempo completo ganan en promedio menos que los hombres en las mismas condiciones. Datos de 2023 de la Oficina de Estadísticas Laborales indican que los hombres ganaron un promedio de $62,500 dólares al año, mientras que las mujeres ganaban $52,000 dólares, lo que equivale a $0.84 por cada dólar ganado por un hombre. Esta disparidad se debe, en parte, a la concentración de mujeres en trabajos de menor salario y a la discriminación salarial”, señaló Holder.

En cuanto a la brecha salarial racial, Holder dijo que, “los trabajadores blancos ganaban en promedio $59,000 dólares al año, comparado con $48,000 de los trabajadores negros, resultando en una proporción de $0.81 por cada dólar ganado por una persona blanca. Los datos también muestran que los hombres blancos no hispanos ganan $63,700 dólares anualmente, mientras que las mujeres negras obtienen $46,000 dólares, reflejando una diferencia de $0.73 por dólar”.

Según Holder, las organizaciones como el Instituto Latino y de Política de UCLA y la Asociación Nacional para Mujeres y las Familias han encontrado que las latinas ganan $0.57 por cada dólar ganado por hombres blancos no hispanos, y las mujeres asiáticas americanas, nativas de Hawái y de las islas del Pacífico ganan alrededor de $0.80 por dólar, con variaciones entre subgrupos.

Por último la doctora Holder señaló razones similares para explicar porqué los trabajadores negros ganan menos que los blancos, como la mayor representación en trabajos de bajos salarios y la persistencia de la discriminación a pesar de tener niveles educativos y experiencia laboral comparables. Holder propuso soluciones como la mejora de la educación, políticas de transparencia salarial y medidas contra prácticas discriminatorias. Además, recomendó que las mujeres y las personas de color negocien sus salarios basándose en los valores de compensación apropiados más un 5-10% adicional.

Economía colaborativa, su lugar en el mercado laboral y los salarios insuficientes.

Por su parte, el doctor Michael Reich, profesor de Economía y presidente del Centro de Salarios y Dinámica del Empleo de la Universidad de California, en Berkeley, es experto en economía colaborativa y condiciones laborales de trabajadores con bajos salarios. Sus investigaciones sobre el salario mínimo han refutado la creencia común de que este causa pérdida de empleos. Recientemente, su trabajo sobre los salarios de conductores en Nueva York, Seattle y Minnesota ha influido en la creación de estándares salariales en estas áreas.

Reich destacó que la economía de trabajos ocasionales está dominada por conductores de aplicaciones como Uber, Lyft, Uber Eats, DoorDash y GrubHub. Señaló que la mayoría de estos conductores considera esta actividad como su principal fuente de ingresos, estimando alrededor de 1.3 millones de conductores en California y 10 millones en todo Estados Unidos. La mayoría de ellos son hombres jóvenes, inmigrantes recientes, con educación secundaria y bajos ingresos familiares.

Según Reich, “estos trabajadores enfrentan numerosos desafíos económicos debido a que las empresas los clasifican como contratistas independientes. Esta clasificación les niega protecciones laborales esenciales como el salario mínimo, el seguro de desempleo y la compensación por lesiones. Además, deben cubrir los costos de mantenimiento de sus vehículos y no reciben pago por el tiempo de espera entre viajes, afectando significativamente sus ingresos”.

“Las empresas utilizan algoritmos para determinar el pago de los viajes, penalizando a los conductores que rechazan ofertas, lo que crea competencia entre ellos y una ‘carrera hacia el fondo’ en términos salariales. Aunque algunas empresas promocionan la flexibilidad de horarios como ventaja, esta podría mantenerse si los conductores fueran empleados”, argumentó Reich.

La Proposición 22 en California pretende clasificar a los conductores como contratistas independientes con garantías de salarios mínimos. Sin embargo, Reich comentó que estas medidas son engañosas y conducen a salarios bajos. Por otro lado dijo que, ciudades como Nueva York y Seattle han establecido tarifas salariales para conductores contratistas que simulan un salario digno, demostrando que esta práctica no perjudica a la industria. Minnesota podría seguir este ejemplo pronto.

El impacto de la Inteligencia Artificia en el mercado laboral

Por su lado, la doctora Heidi Shierholz, presidenta del Instituto de Política Económica, abordó el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en el mercado laboral. A pesar de las preocupaciones sobre los efectos negativos en el empleo y los salarios, ella mantiene una visión optimista. Con décadas de análisis, Shierholz sostiene que “los avances tecnológicos han beneficiado a los trabajadores estadounidenses y espera que esta tendencia continúe, aumentando la productividad”.

Shierholz explicó que, “el problema central no es la tecnología, sino las políticas y las instituciones”. Señaló factores que han debilitado a los trabajadores, como la erosión del salario mínimo, ciertas políticas contra los derechos sindicales y sistemas de protección social insuficientes. Shierholz aboga por fortalecer políticas laborales, sindicatos y sistemas de protección social para enfrentar los impactos de la IA.

La doctora explicó que “una política de bienestar social sólida podría redistribuir los ingresos generados por la IA y mejorar el nivel de vida en general. Existe la necesidad de algunas políticas específicas para moderar los riesgos y aumentar las oportunidades que la IA representa, las soluciones más efectivas son las de amplio espectro”.

Subrayó que los problemas asociados con la automatización y la vigilancia en el lugar de trabajo no son nuevos, y que la mejor defensa contra estos es un sistema socialdemócrata robusto, con sindicatos fuertes y políticas de empleo justo. Concluyó que “reformar y fortalecer estas instituciones es esencial para enfrentar los desafíos que la IA pueda presentar.”

Movilidad Intergeneracional.

Finalmente el doctor Austin Clemens, del Centro de Washington para el Crecimiento Equitativo, se enfocó en la movilidad intergeneracional, que es crucial para el aumento de la riqueza, “aunque en declive –señaló– ya que se definió la movilidad intergeneracional absoluta como la capacidad de los hijos de ganar más que sus padres a los 30-35 años, y la movilidad relativa como ascender en la distribución de ingresos y ocupaciones respecto a sus padres”. Mencionó que estudios como los del economista Raj Chetty, muestran que la movilidad absoluta en Estados Unidos, ha caído un 90% para los nacidos en las décadas del 40-50 al 50% para los nacidos en los años 80.

“Este fenómeno puede atribuirse a dos factores principales: el crecimiento económico y la desigualdad. Aunque el crecimiento económico en las últimas décadas ha sido significativo, este se ha concentrado en profesiones de altos salarios, dejando a otros sectores rezagados. En consecuencia, 2/3 de la caída en la movilidad absoluta se deben al aumento de la desigualdad”, apuntó Clemens.

Clemens también destacó: “la mayor movilidad ascendente de los migrantes en comparación con los nativos, independientemente de la época o del origen geográfico. Y argumentó que, esto se debe a dos razones: una negativa, relacionada con la falta inicial de reconocimiento y discriminación hacia los migrantes, y una positiva, debido a la elección de lugares con mejores oportunidades para migrar, lo que mejora las perspectivas para sus hijos”.

Asimismo, resaltó las diferencias regionales y raciales en la movilidad ascendente dentro de Estados Unidos, con resultados particularmente pobres para los hombres negros debido a factores como la discriminación, la geografía y el sistema de justicia penal. Clemens planteó diversas políticas para mejorar la movilidad, como fomentar mercados laborales fuertes y equitativos, facilitar la sindicalización, y reducir la discriminación en educación, empleo y justicia penal.

Finalmente, sugirió que, “en vez de obligar a las personas a trasladarse a regiones con mejores oportunidades, se debe considerar fortalecer las comunidades mediante políticas industriales que creen empleos de alta calidad en lugares específicos”.