Desde la primavera de 2022, la ciudad de Nueva York ha sido testigo de la llegada masiva de inmigrantes provenientes del estado de Texas. Miles de ellos han sido transportados en autobuses por orden del gobernador Greg Abbott. Ante esta situación, el alcalde neoyorquino, Erik Adams, firmó un nuevo decreto el pasado 4 de enero, exigiendo que los autobuses tengan horarios y lugares específicos para su llegada. Además, anunció que demandará a al menos 17 empresas de autobuses que han colaborado con el gobernador de Texas.
A casi dos años desde el comienzo de esta ola migratoria hacia Nueva York, Adams ha afirmado que los programas sociales se encuentran desbordados debido a los impactos generados por esta situación. En varias ocasiones, ha expresado su preocupación en medios convencionales, afirmando que la capacidad de la ciudad está alcanzando sus límites.
Sin embargo, al otro lado del río Hudson, en el estado vecino de Nueva Jersey, han surgido voces, tanto a favor como en contra, de esta oleada migratoria en busca de refugio o asilo. El pasado 5 de enero, un importante número de autobuses arribaron a esta entidad con aproximadamente 450 inmigrantes que fueron distribuidos en distintas ciudades. Para evadir las restricciones impuestas por el alcalde Adams, estos autobuses decidieron dejar a los migrantes en la estación de Secaucus, donde se realiza una transbordo para llegar finalmente a Nueva York.
En medio de este panorama complejo y controvertido, es claro que tanto los líderes políticos como las comunidades implicadas deberán buscar soluciones equitativas y humanitarias que aborden las necesidades de los migrantes, al mismo tiempo que protejan los recursos y servicios de las ciudades receptoras.
No obstante, algunos alcaldes de estas ciudades se han pronunciado ante la llegada de estas olas migratorias. El alcalde Sam Joshi, de Edison, fue el más radical en sus declaraciones al afirmar textualmente: “No son bienvenidos aquí, ellos son ilegales y pertenecen al otro lado de la frontera”. Por su parte, Collen Mahr, alcalde de Fanwood, señaló que “es absolutamente deplorable que sean tratados como ganado”. Finalmente, Steve Fulop de Jersey City expresó: “Están desesperados, necesitan ayuda y debemos hacer lo correcto”.
Ante ello, las organizaciones comunitarias no se quedaron de brazos cruzados y se sumaron para apoyar a los recién llegados. Una de ellas es Casa Freehold, ubicada al sur del estado de Nueva Jersey, que lleva 20 años trabajando arduamente en la defensa de los derechos de los jornaleros, las trabajadoras del hogar y ahora también de los recién llegados.
En una entrevista con el Molino Informativo, Margarita Juana Dentino, conocida cariñosamente como Rita, quien a pesar de su aparente cansancio siempre está presente en las luchas migrantes, nos relató los inicios de Casa Freehold. Rita fungió como directora de este espacio durante muchos años y su historia comienza en el año 2003.
En aquel entonces, manifestó, “el gobierno del pueblo de Freehold quería desalojar a los jornaleros migrantes y la policía los intimidaba patrullando 24 horas los siete días de la semana”. Ante esta situación alarmante, Rita y Alejandro Barca y otras personas se organizaron rápidamente para encontrar una solución que protegiera a estos trabajadores. Juntos, acudieron a una corte federal para enfrentarse al gobierno local y luchar por sus derechos. “Y ganamos” –afirmó Rita con orgullo–, “y aquí seguiremos muchos años más apoyando”, concluyó.
También conversamos con Dolly Hernández, quien ocupa actualmente el cargo de directora. Al inicio de la entrevista, Hernández expresó: “Ayudamos a los migrantes, aunque no nos gusta decir eso, porque no son. Este terreno en el que vivimos es prestado, no nos pertenece, ya que se trata de tierra indígena”.
Hernández, compartió su perspectiva sobre la situación de los migrantes recién llegados a Nueva Jersey. Aunque no han tenido que recibir a los autobuses de las caravanas migratorias, mencionó que semanalmente están recibiendo entre 15 y 20 personas. A quienes, se les brinda apoyo alimentario primeramente, así como, asistencia legal en temas migratorios. Además, se les proporciona servicios de atención médica, incluyendo vacunas y cualquier otro servicio necesario, señaló.
Y en relación con los comentarios del alcalde de Edison, Hernández expresó su preocupación, ya que considera que él abrió la puerta para propagar comentarios racistas. Una semana después de este incidente, comentó que se produjo un atentado mediante una llamada telefónica en donde un individuo profirió insultos y amenazas hacia el personal de Casa Freehold por su trabajo. El hombre amenazó con llamar a los servicios migratorios, lo cual obligó a la dirección del centro a contactar a la policía para proteger a sus trabajadores.
Finalmente dijo que, además de brindar apoyo directo a los migrantes, Casa Freehold también desempeña un papel importante en empoderar a las comunidades migrantes a través de talleres destinados a informarles sobre sus derechos, así como, los servicios que el estado tiene disponibles sin importar su estatus migratorio. Estos talleres son llevados a cabo en colaboración con otras organizaciones con el objetivo de fomentar la solidaridad: “Si uno no puede, todos juntos podemos”, afirmó Dolly.