El ambulantaje, una manera de sobrevivir | Molino Informativo

El ambulantaje, una manera de sobrevivir

by | May 23, 2023 | Comunidades

El ambulantaje siempre ha generado controversia con los negocios establecidos, sobre todo en las grandes ciudades donde la cuestión sanitaria, es un problema serio, ya que no solo es la venta de comida, sino de todo tipo de productos. Estas personas tienen sus puestos en las calles de manera irregular, es decir que no pagan impuestos, pero esa ha sido la manera de sobrevivir de muchas familias que no cuentan con otro ingreso.

Una de las ciudades con más vendedores ambulantes, y más diversas hablando culturalmente, es Los Ángeles; el hogar de miles de oaxaqueños, que por lo menos ya son tercera generación. Recientemente recorrimos sus calles, nos encontramos con puestos de comida sobre las banquetas y platicamos con algunas de las personas que se han establecido por años en esos sitios.

Una de ellas, Oliva Hernández, quien migró de San Antonino Castillo Velasco (Oaxaca) hace 21 años, acobijada por una vieja lona que cuelga de su puesto, y que se encuentra sobre la acera de la calle 8 en el barrio coreano de Los Ángeles. Allí llegan comensales de otras ciudades de Estados Unidos, para probar la comida callejera que se vende, todo se cocina al instante y eso es lo que llama la atención de los comensales, quienes esperan pacientes su turno en unos bancos de plástico, un poco maltratados por el uso.

Mientras esperamos nuestro turno, conversamos con Hernández, nos cuenta que desde hace 18 años está vendiendo en la misma calle porque la necesidad y los salarios bajos la obligaron a instalarse sobre la acera, y aunque ha sido difícil cargar, poner y quitar su puesto todos los días, para ella es un orgullo poder compartir su arte culinario. Sobre todo, enseñar a otros lo que tiene Oaxaca en gastronomía. Por supuesto no pueden faltar las famosas tlayudas, las empanadas de amarillo, memelitas, entre otros. Al mismo tiempo los sabores y olores la hacen sentir cerca de su pueblo y de los suyos.

Antes de venir en busca del sueño americano, Oliva se dedicaba al campo junto a sus padres, y aunque su madre se ha ido, ella recuerda con mucha nostalgia el día de la despedida; sin embargo, no pierde la esperanza de volver a ver a su padre y a su hijo, a quienes no ve desde que migró.

Aunque fue muy difícil la adaptación a un nuevo lugar, a un nuevo idioma, dijo sentirse segura, y continuará vendiendo en la calle mientras sea posible, ya que antes de la pandemia constantemente sufrían del acoso de la policía, quienes no solo los removían de la calle, sino que les tiraban todas sus herramientas de trabajo. Oliva le recomendó a quienes están en Oaxaca que antes de migrar, deben considerar muchas situaciones pues aquí las cosas se han puesto muy difíciles.

Mientras seguíamos recorriendo la calle 8, nos encontramos con el puesto de Esperanza López, originaria de San Sebastián Teitipac (Oaxaca), han pasado 26 años desde que cruzó la frontera aunque su sueño sólo era venir por dos años. Aún recuerda que la “pasada” fue muy difícil, y casi sin darse cuenta el tiempo transcurrió. Hoy se ha establecido en Los Ángeles, sus hijos y sus nietos han nacido de este lado. A pesar de eso Esperanza no pierde la fe de ir, aunque sea de visita, porque desea volver abrazar a sus padres. Al igual que la mayoría que ha migrado, la añoranza por la tierra y los suyos están presentes todo el tiempo.

Hace 13 años decidió vender en la calle para poder apoyar a su esposo con los gastos de casa, ofreciendo productos que le envían desde Oaxaca, como chapulines, quesillo, y los famosos curados de mezcal, pero como a todos, la pandemia le trajo grandes cambios en su vida. Tuvo que buscar nuevos productos que ofrecer a sus clientes, por lo que se dedicó a aprender a preparar el tradicional pan de yema, viendo videos en internet, para poder salir adelante, en esos difíciles días.

Ese trabajo informal no ha sido suficiente para ella y su familia, ya que nos contó que las personas no consumen el pan cuando el clima es caliente, así que durante la semana, López se dedica a limpiar casas en las zonas adineradas de Los Ángeles, y solamente los fines de semana, dedica su tiempo a la venta de sus productos. Recargada al pie del árbol que le da sombra a ella y su puesto, nos despidió con un curado de mezcal, invitándonos a volver pronto.