Se han detectado más de 2.000 casos de viruela del mono en 30 países, lugares en donde el virus no es común. Recientemente se han identificado 45 casos en los Estados Unidos. El síntoma más identificable de la enfermedad son unas erupciones que puede parecer granos o ampollas y que aparecen en la cara, dentro de la boca, además del apéndice y genitales. Otros síntomas son fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y dolores de espalda, y los ganglios linfáticos inflamados.
Nadie ha muerto de este tipo de viruela, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Pero, ¿qué tan preocupados deberíamos estar? ¿La viruela del mono representa un riesgo similar al de COVID-19? Sobre estas y muchas preguntas se desarrolló la conferencia de prensa convocada por Ethnic Media Services.
El Dr. William Schaffner, profesor de Medicina Preventiva en el Departamento de Salud Pública y profesor de Medicina en la División de Enfermedades Infecciosas de Vanderbilt, dijo que la viruela del mono es un virus que circula en África Central y Occidental, se trata de un miembro de la familia más grande del virus que ya se ha erradicado, existen dos cepas principales, la cepa de África Central, que es más severa que la primera, surgida en África Occidental.
En Estados Unidos, el primer caso de esta nueva proliferación se registró el 17 de mayo de 2022, en Massachusetts, y según el CDC, 5 días después, el 22 de mayo, ya había 155 casos en 24 estados y el Distrito de Columbia. Los estados más afectados son California, Nueva York, Florida e Illinois, las personas contagiadas van de los 20 años a los 76, con un promedio de 37 años; ningún niño ha sido infectado y el 98% de los casos han ocurrido en hombres. Esto resulta una característica epidemiológica llamativa porque se cree que este virus se propagó inicialmente en eventos del orgullo gay entre hombres homosexuales y bisexuales que ocurrieron en Europa particularmente en las Islas Canarias, Berlín y quizá también en Francia.
A diferencia del COVID-19 este virus se contagia de contacto directo cercano y se puede incubar de una a dos semanas hasta que aparecen los primeros síntomas como inflamación de los ganglios, fiebre y la aparición de una especie de salpullido que dura dos días, hasta que se desarrollan las erupciones en la piel, las cuales predominan primero en las extremidades hasta irse a todo el cuerpo. Schaffner recomendó, especialmente en los hombres homosexuales, tener cuidado y confianza en sus parejas.
Por su lado, el doctor Ben Neuman, profesor de biología y virólogo jefe de Global Health Research, aseguró que en las noticias deben mencionar que la viruela símica solo se ha informado en un pequeño número de personas, pero se sumó a la descripción sobre este virus y su propagación entre hombres que tienen sexo con hombres, ya que se trata de un virus que se propaga con la misma facilidad dentro de un club de baile abarrotado o en un concierto o cualquier otro lugar donde hay muchas personas juntas.
Neuman señaló que no se trata de una enfermedad que es algo que genere miedo de inmediato en este momento, pero esto es algo que podría salirse de control y debería haber prevención ante esta situación. Explicó que no se sabe si hay otras mutaciones que hacen que el virus sea más estable o más efectivo para entrar por las fosas nasales, sin embargo no deberíamos estar alarmados.
Finalmente el doctor Gregg Gonsalves, profesor asociado de epidemiología del Instituto de Yale para la Salud Global y codirector Asociación Mundial por la Justicia en Salud, subrayó enfáticamente que no es una enfermedad del sector LGBT, pero es importante decir que la discriminación y la estigmación contra hombres pueden ocurrir y cuando esto ocurre, la atención se aleja de lo verdaderamente importante, que es la prevención y cuidado de esta enfermedad.
Recientemente un estudio elaborado por investigadores británicos y chinos sugirió que la capacidad de transmisión de hombres que tienen sexo con otros hombres es un poco más de uno, lo que significa que podría persistir en esta comunidad, a menos que se aborde rápido y correctamente. Sin embargo, es muy difícil rastrear de dónde viene el contagio, lo que hace más complicado pensar en vacunas ya que se necesita colocarlas inmediatamente a las personas que fueron expuestas. Es fundamental, no discriminar y estigmatizar a la comunidad LGBT con estas enfermedades, como sucedió hace 40 años con el VIH.