Este 1 de mayo un centenar de personas y organizaciones migrantes llegaron hasta Washington D.C., la capital estadounidense, provenientes de diferentes estados del país, para recordar la lucha por los derechos laborales, fecha en que muchos países, excepto Estados Unidos y Canadá, también conmemoran el día del trabajo.
Los contingentes se apostaron en el parque Lafayette justo al frente de la Casa Blanca y aprovecharon para decirle al presidente Joe Biden que la reforma migratoria es urgente así como la protección permanente para más de 11 millones de indocumentados que viven en el país, vimos rostros llenos de esperanza, madres con sus pequeños al grito de “¡¿Que queremos? Papeles sí, migajas no!
La gente avanzó desde la oficina de correos, haciendo la primera parada en las afueras de las oficinas migratorias, donde algunos oradores y miembros de la comunidad LGBTI+ dieron sus testimonios sobre la persecución por parte de migración y la discriminación que sufren mientras se llevan a cabo sus procesos. El Molino Informativo viajó hasta allá junto a la organización Cosecha que salió de Passaic, New Jersey, para poder compartir lo sucedido, y tuvo la oportunidad de platicar con algunos asistentes a esta significativa marcha por los derechos de los laborales de las y los migrantes.
Conversamos con Omar Gómez de la Cruz, originario de Fresnillo, Zacatecas, quien salió hace 22 años de su tierra, al preguntarle la razón por la que salió de México se le quebró la voz, y dijo que la falta de oportunidades de trabajo para sostener a su familia fue determinante para cruzar la frontera. Ahora radica en Denver, Colorado, y el 21 de marzo de este año, decidió recorrer en su bicicleta durante 41 días, a pesar de las inclemencias del tiempo, y llegar a Washington D.C. para exigir una reforma migratoria.
Durante su discurso instó a los asistentes a ser persistentes en esta lucha para que no sea de un sólo día, sino que sea constante hasta obtener un estatus migratorio, así mismo los invitó a acompañarlo en una huelga que inició este 2 de mayo sin fecha de término.
También platicamos con Alicia Mendieta, originaria de Ciudad de México, y madre de tres hijos a quienes dejó muy pequeños al cuidado de su madre, cruzó la frontera hasta llegar a Nueva York, lugar en el que radica hace 19 años. Ella se levantó muy temprano para unirse a los contingentes, dijo que ha esperado mucho, desde que llegó a este país, para obtener una residencia para poder volver a abrazar a sus hijos, a los cuales hoy gracias al trabajo como empleada doméstica logró darles a cada uno una carrera universitaria y aunque ya no la necesitan económicamente, ella añora poder verlos de nuevo, por eso su petición hacia el presidente es que cumpla sus promesas.
La Alianza Nacional Trabajadoras del Hogar Capítulo DMB estuvieron presentes, Antonia Peña integrante de esta organización, originaria de Colombia dijo que ellas representan a las mujeres del área de la capital que trabajan en limpieza y al cuidado de personas. Ella como tantos otros tienen el sueño de obtener sus documentos, hace 22 años que llegó al país y ya perdió la cuenta de las marchas y huelgas de hambre en las que ha participado, sin embargo no pierde la esperanza, la búsqueda de esto, dijo, “es para todos no para una sola persona”. Aún recuerda cuando salió de su país trabajando para una familia diplomática y al llegar aquí encontró una realidad tan diferente a la que le habían contado.
Guadalupe Martínez originaria del Salvador, ella aunque tiene muy poco tiempo en Estados Unidos cree firmemente que es muy importante caminar unidos. Por último don Tiburcio Cuautle, originario de Puebla y residente de Passaic hace varias décadas, ahora es miembro de Cosecha y fue el encargado de hacer el llamado en su comunidad, logró llenar un autobús, mismo en el que nos trasladamos. Él y su familia no sólo hacen este trabajo voluntario sino que además, cocinaron para obsequiar desayuno a los asistentes e hicieron un llamado a seguir organizando desde las comunidades, ya que cree firmemente que la unión hace la fuerza así que finalizó diciendo que no hay que rendirse.