Especialistas y activistas de distintas partes de Estados Unidos sonaron la alarma de la violencia infantil, y declararon que esta ha crecido notablemente en los últimos años.
El Ethnic Media Services como cada semana trae a la mesa diferentes temas, esta vez tocó el turno de la violencia doméstica hacia niñas y niños. Psicólogos, representantes de organizaciones que se dedican a prevenir la violencia estuvieron compartiendo, estrategias y estadísticas donde se ven reflejada la alta vulnerabilidad de niñas y niños en todo el país.
Tonya Wood, directora de Capacitación Clínica, quien tiene una trayectoria de 20 años trabajando con niñas, niños y sus familias, dijo que la violencia doméstica sucede en todos los sistemas y en todas las familias. Sin embargo, aquellas con bajos recursos o que se encuentran en pobreza extrema son mayormente expuestos. Existen factores que colocan más en riesgo, como es el impacto en su salud mental de niñas y niños, pues mientras se encuentren mayormente expuestos a situaciones de violencia, se afectaría se verá afectada. Un ejemplo de estos, son los niños que empiezan a caminar o hablar, después de estar expuestos a un contexto de violencia, comienzan a tener una regresión, es decir olvidan lo aprendido.
Los adolescentes que vivieron violencia infantil, son más propensos a probar drogas, padecer depresión constante, son susceptibles a dejar la escuela o comienzan a ser más violentos con las personas de su alrededor, autoestima baja.
Los niños con violencia doméstica tienen muchas más emociones sobre las que habría que aprender los procesos específicos involucrados en cuanto a su salud mental, y cómo les afecta. Tonya Wood mencionó que es importante la creación de líneas de comunicación como las iglesias como personas de ayuda para detectar casos de violencia. Las y los niños que han sido víctimas, son mayormente ignorados, pues el sistema se enfoca más en aquellos que han sido testigos.
Por su parte la abogada Shinka Hamilton actual Directora Nacional de Defensa y Movilización en Brady Unidos para Poner Fin a la Violencia Armada, compartió estadísticas importantes sobre la violencia con armas en los hogares, así como la prevención de violencia doméstica. Afirmó que la presencia de armas hace que las situaciones se vuelvan mortales de manera más delictiva, estos son casos que no se han estudiado lo suficiente. El sistema de prevención de muertes con violencia de armas, reporta que las muertes y homicidios de niños son un problema para los que no existen suficientes datos, según los reportes médicos y de autopsias, tener armas en casa representa un riesgo de homicidios en 500 por ciento y 4.5 millones de hogares con niños, cuentan con una sin estar aseguradas o supervisadas. Solamente uno de cada cuatro casos se registran en cortes locales. Se dan por lo general con una de las parejas de las madres y padres.
Los homicidios entre 2005 y 2014 descubrió que un 20 por ciento de todos estos homicidios, ocurrieron en situaciones de violencia doméstica, y un 15 por ciento de niños fueron asesinados en altercados en el hogar. En el 2019 un nuevo estudio reveló también que estos homicidios fueron cometidos por personas ajenas a la familia, así mismo, dijo que 51 por cientos de todos estos homicidios se dieron por armas de fuego y el 60 por ciento se catalogaron suicidios con arma de fuego, uno de cada diez adolescentes ha experimentado violencia por parte de sus parejas. Cada día ocho niños son heridos de muertes con armas por un conflicto familiar, y si hablamos de asesinatos en masa por violencia doméstica un 60 por ciento en todo el país ocurrieron entre 2014 y 2019.
Hamilton puntualizó que una de cada tres latinas han experimentado violencia doméstica, también forman parte de la tasa más alta de feminicidios y en general de cualquier raza la estadística es enorme aunque no dio un número exacto, debido a que no hay un seguimiento de los casos.
Al final de la conferencia la Directora del Programa de Niños y Jóvenes, Programas en Futuro sin Violencia, Leiana Kinnicut, habló sobre los impactos de la violencia y también los programas que impulsan para crear ambientes más sanos y sin violencia, entre las que destacó, no enfocarse en incidentes individuales, sino desde el contexto de la resiliencia a nivel humano, es decir crear una mayor resiliencia, así como los factores de protección basados en condiciones ambientales, que son necesarias para prevenir el bienestar general.
Los factores de protección que pretenden diseñar en sus programas son sociales, culturales, espirituales, resiliencia y por supuesto nutrir la interacción entre padres, madres y niños. También es importante trabajar con sus habilidades sociales y emocionales que podrían ayudar a reducir el riesgo de violencia en su entorno, cuando las condiciones son más estables y predecibles. Esto permitirá ayudar a las personas a sanar sus experiencias traumáticas por consiguiente tendrán un mejor control sobre sus vidas y por último el factor de resiliencia. La violencia no debe ser minimizada, se debe reforzar con interacciones para proteger el impacto que genera trauma, como el amor, la atención por parte de las personas adultas a las y los pequeños.