Te prometo regresar | Molino Informativo

Te prometo regresar

by | Feb 11, 2022 | Comunidades

Por Fabiola Mancilla

Más de 4 mil 345 kilómetros, desde Nueva York a Tlapa, viajaron los restos de Taurino Rosendo, un joven indígena náhuatl, que desde el 2002 comenzó su travesía como migrante. Su pueblo natal Oztocingo, enclavado en la montaña de Guerrero, lo despido como un héroe. En la noche del 15 de enero de 2022, las campanas de la iglesia repicaron para anunciar que una carroza traía el cuerpo de Taurino, quien fue atropellado un mes atrás, en Manhattan.

La historia de Taurino desgraciadamente no es aislada. De octubre de 2021 a la fecha, la Red de Pueblos Transnacionales ha documentado el fallecimiento de, al menos 8 personas indígenas, guerrerenses, muertas en Nueva York. Todos ellos y ellas son originarios de la región Montaña, una zona golpeada por la pobreza y la marginación, que expulsa a sus jóvenes buscando la sobrevivencia. 

En el sur del Bronx las historias se repiten, es la otra Montaña, pero una de acero y concreto, donde en el horizonte tan sólo se ven los grandes rascacielos, a diferencia de los hermosos cerros de la Sierra Madre del sur.  Los paisanos que viven aquí, realizan jornadas extenuantes, tanto o igual que en los campos en sus pueblos cuando salían a cosechar. En su mente está la firme intención de ayudar a su familia para salir de la pobreza que por años los han marcado. Taurino buscaba eso. 

Todos los días le recordaba a su hijo Adrián la importancia de estudiar, de que no era tan simple aquel sueño que le platicaron de joven, que solo cruzando la frontera lograría la riqueza y una mejor vida. El sueño americano tan anhelado, es distinto. Está marcado de esfuerzo y soledad, que solo el cariño de los suyos hace que sea más llevadero este trayecto. Taurino le contaba a su hijo, como a veces sólo hacía una comida al día, siempre y cuando el trabajo lo permitiera.

Taurino migró por primera vez en el 2002, unos meses después que naciera Adrián su primogénito, le prometió a María su esposa, que volvería y lo cumplió. Años más tarde Taurino regresó a su hogar, a estar junto a su madre, su esposa y su hijo, sin embargo, más tarde volvió a confirmar lo que desde siempre supo, necesitaba migrar para poder darle una mejor vida a su familia. De nueva cuenta volvió “a tomar norte”, agarró sus cosas y regresó. Esta vez fue a trabajar a un restaurante en Manhattan, realizaba dobles turnos, para poder mandar un poco más a su familia, así logró construir su casa.

El amor a los suyos lo hizo volver y en este segundo regreso, tuvo a su pequeña hija Alice, la responsabilidad ahora era doble. Habló con María de la necesidad de regresar a Nueva York, para darle una mejor vida a su familia. En 2019 regresó a la Montaña de concreto. 

Nunca se imaginó que esa sería la última vez que abrazaría a María y Adrián, siempre tuvo en su mente la esperanza de volver. Con la pandemia, sus planes se retrasaron, pues los negocios cerraron en la Gran Manzana, el epicentro de la enfermedad por meses. Las y los migrantes tuvieron que buscar alternativas para continuar apoyando a sus familias.

Fue así como Taurino se convirtió en deliverista, quienes día a con día recorren los cinco condados de Nueva York con sus bicicletas motorizadas para entregar alimentos. Así logró sacar adelante a su familia. Sin embargo, el 24 de diciembre del 2021, en la víspera de noche buena, Taurino, perdió la vida en un fatal accidente: fue atropellado por un camión de mudanzas que invadía la ciclovía. Los primeros reportes de las redes sociales de los deliveristas, emitían en vivos alertando sobre un accidente en la calle 61 y Tercera Avenida, mencionando a personas heridas. Horas más tarde nos compartían que en este mismo accidente perdió la vida otro compatriota poblano que se dedicaba a la construcción.

El cuñado y el hermano de Taurino anunciaron horas más tarde, por redes sociales, la necesidad de apoyo, pues no contaban con los fondos suficientes para repatriar el cuerpo de Taurino hasta Oztocingo, Guerrero. Sus compañeros de trabajo comenzaron una colecta en las inmediaciones del puente Willys, en el Bronx, para poder juntar los miles dólares que se necesitaba para lograr que Taurino estuviera con su familia de nuevo. Empezaron una campaña de fondeo y lograron la meta para llevar al deliverista hasta las puertas de su hogar. 

La noche del sábado 15 Taurino llegó a su hogar en una camioneta blanca. Es su tercer regreso. Su esposa y sus hijos lo recibieron con lágrimas, pero con el corazón tranquilo al tenerlo de vuelta. La banda tocó hasta el amanecer, las personas del pueblo bajaron, trajeron consigo refrescos, velas, flores y cervezas para honrar su memoria. Al día siguiente sus restos fueron llevados al panteón de la comunidad. Entre llanto y rezos despidieron a Taurino, el héroe que salió a buscar una mejor vida para su familia. El hijo del pueblo náhuatl que migró tres veces y cumplió su promesa de volver. 

La familia espera justicia, su hijo Adrián y María, confían en que las autoridades americanas logren la indemnización de la compañía de mudanzas. No saben mucho del caso, sólo lo lo que se dice en las noticias, aunque el hermano, desde Nueva York, acude a las audiencias y se reúne con abogados. Esperando lograr justicia en un país donde el color de la piel es determinante para obtenerla. Saben que existen muchos casos perdidos en el limbo de lo administrativo, pero esperan que Taurino no sea uno más de estos, como lo que pasó con su paisano Francisco Villalba, de Xalpatláhuac, que a casi a un año su familia sigue esperando que se haga justicia.  

Su hijo Adrián al preguntarle si migrará, tajantemente dice que no, su padre apostó todo para que el pudiera terminar sus estudios, pues sería el único legado que podría darle. Sabe que el sueño americano es efímero. Ahora tiene en la mente como poder ayudar a su hermana y a su madre para salir adelante. Ha decidido buscar un trabajo en la ciudad de Tlapa, para llevar algo de comida a casa. Su futuro es incierto en una región donde parecen negarse las oportunidades a los pobres, donde pareciera que son “expulsados de su tierra”.