Por Fabiola Mancilla
“Yo vengo de San José California ¡Quiero darle la bienvenida a nuestro presidente! Espero que siga haciendo el buen trabajo que hasta el día de hoy ha hecho”. Fueron las primeras palabras que Alejandro Martínez, un migrante de origen poblano, emitió frente al edificio de las Naciones Unidas, en el marco de la visita de Andrés Manuel López Obrador a Nueva York. Alejandro, al igual que varias personas de origen mexicano, radicando en Estados Unidos, se han dado cita en esta ciudad para recibirlo. En medio de consignas, música y baile,desde el domingo 7 de noviembre por la noche, mucha gente se ha congregado en Time Square para celebrar que por segunda vez el presidente de México visite este país.
No importaron las más de cinco horas que viajó desde California o las inclemencias del tiempo neoyorkino en el mes de noviembre. Hoy Alejandro, se unió a más comitivas de mexicanas y mexicanos que ansiosamente esperaban su arribo frente a la sede de las Naciones Unidas. Al filo de las 3 de la tarde, hora del Este, partieron rumbo al aeropuerto JFK donde, les habían informado que, llegaría Andrés Manuel.
Hasta ahora solo se sabe que el presidente de México grabará un vídeo de agradecimiento para los más de 35 millones mexicanos que viven en Estados Unidos, un 10.8% de la población total de este país. Este grupo de personas que por años han sostenido la frágil economía mexicana ocupando el 3.8% del Producto Interno Bruto de México (PIB), y que, en las palabras del propio presidente, durante su gobierno ha existido un record histórico en remesas.
Días antes de la visita de Andrés Manuel a Nueva York, integrantes de la Red de Pueblos Transnacionales y el Consejo de Pueblos Originarios, enviaron una carta al presidente solicitando una audiencia para compartir la compleja realidad en la que se vive en Estados Unidos, sin que hasta el momento haya respuesta.
La insuficiente partida presupuestal para la atención consular ha cobrado estragos, ya que, al fallecer, muchas personas migrantes quedan a la deriva. Sus familias o amigos, juntan en latas dinero para poderlos regresar sus restos a sus seres amados a sus lugares de origen. Las y los héroes nacionales, quedan reducidos a una cifra más que registra la Secretaría de Relaciones Exteriores en sus informes anuales de migrantes fallecidos repatriados.
Duele pensar que las personas migrantes somos desechables, que tan sólo cuando se envían dólares a México y alivian la economía, entramos dentro del record de nuestro presidente, pero al solicitar audiencias para exponer algunas de nuestras necesidades, no podamos ajustarnos a la apretada agenda presidencial.
La mejor forma de agradecernos y reconocernos será escucharnos, que los programas sociales para y por los migrantes se reaviven, así como que las partidas presupuestales en beneficio de la atención consular reflejen el cariño que dice tenernos. Ese será el momento, en que la consigna de ¡Será un honor estar con Obrador! tenga sentido.